Porque los
infartos son a la mañana ?
Investigadores norteamericanos explican cómo operan los ritmos
circadianos
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Se sabe desde
hace décadas que los ataques cardíacos y los accidentes
cerebrovasculares ocurren mayormente en las horas de la mañana.
Ahora, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad
de Pensilvania hallaron la primera prueba del papel que cumplen
nuestros relojes internos en este fenómeno.
El aumento de los infartos parece ser consecuencia de una elevación
de la presión sanguínea, que generalmente sube por la mañana. Este
fenómeno se amplifica en personas que tienen hipertensión. Sin
embargo, los científicos venían preguntándose si eso se debía a los
relojes circadianos o era consecuencia del estrés de ese momento del
día, producido por el despertar, y el apuro para vestirse y para ir
a trabajar.
"El aumento en los ataques cardíacos (y las muertes por infarto de
miocardio) en la mañana y hasta poco después del mediodía parece ser
independiente de cuestiones meramente sociales, ya que ha sido
validado en estudios hechos en muchos lugares del mundo, incluido
uno en la Argentina -explica el doctor Diego Golombek, especialista
en cronobiología de la Universidad de Quilmes e investigador del
Conicet-. Hay estudios que afirman que la probabilidad de un ataque
cardíaco es hasta tres veces mayor durante la mañana que durante la
noche. También hay pruebas de que el factor desencadenante es, por
un lado, el reloj biológico que marca el tiempo del cuerpo y, por
otro, el horario de despertar. Ojo: también hay evidencias de
influencias culturales, ambientales y sociales sobre este ritmo; hay
un aumento de infarto agudo de miocardio en invierno con respecto al
verano, y los lunes con respecto a los fines de semana."
Utilizando ratones en los que se había interrumpido la función de
los genes de los relojes internos, los científicos de la Universidad
de Pensilvania descubrieron que ciertas hormonas relacionadas con
comportamientos de lucha y huida en animales -las catecolaminas,
norepinefrina y epinefrina- se encuentran bajo el control de los
relojes circadianos. Es decir, el aumento de las catecolaminas y la
presión sanguínea por estrés era diferente de acuerdo con el momento
del día en que se producía. La respuesta más fuerte ocurría en las
que serían las horas de la mañana para los seres humanos.
"Conocemos bastante bien la base molecular del reloj biológico -dice
Golombek-; son circuitos de genes que se regulan unos a otros y
forman una red que oscila de a 24 horas. Para eso, estos genes deben
actuar sobre otros genes que los reconocen porque tienen las
secuencias (algo así como las «cerraduras») adecuadas. Lo
interesante es que en el corazón se expresan genes que son
controlados por el reloj biológico. Por ejemplo, el inhibidor del
activador de plasminógeno 1 (PAI-1) que se expresa y activa en forma
rítmica en el corazón (con máximos durante la mañana). El aumento de
su actividad está asociado precisamente con un mayor riesgo de
infarto de miocardio. En este nuevo trabajo se encontró la prueba
que faltaba: la que relaciona el estrés con la falla cardíaca. Los
investigadores hallaron que el efecto del estrés sobre un tipo de
moléculas señalizadoras -las catecolaminas, esas hormonas que nos
hacen sentir un burbujeo en la panza cuando tenemos una emoción
fuerte- depende del momento del día en que se sufra. Efectivamente,
el estrés aplicado durante la mañana (o lo que para los ratones,
animales nocturnos, es la mañana) aumenta los niveles de
catecolaminas más que durante la noche, lo que lleva a su vez a un
incremento en la presión arterial que puede traer problemas
cardíacos."
Según los científicos, las consecuencias de este nuevo avance son
múltiples: una de ellas es que, conociendo este ritmo circadiano, se
puede programar mejor la estrategia terapéutica. "Podemos saber
cuándo conviene dar qué tipo de medicación (lo que se conoce como
cronofarmacología), y esto realmente ayuda al tratamiento", concluye
Golombek
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