Compartir es bueno, pero no siempre. El Dr. Whitney Bowe, dermatólogo, y el Dr. Philip Tierno, profesor de microbiología de Nueva York, explican el por qué existen ciertas cosas que jamás deberías compartir, ya que podrían poner en grave peligro tu salud, especialmente la que tiene que ver con la piel.
Según publica el portal Descubre, la principal razón del por qué en algunas ocasiones debemos ser egoístas, tiene que ver con que hay objetos personales que tienen microorganismos y cuando los prestamos nos exponemos directa e indirectamente a contraer infecciones, virus, dermatitis, parásitos, bacterias, alergias y otras enfermedades.
Audífonos: el uso de audífonos aumenta la acumulación de bacteria a lo interno del oído. Usar unos audífonos ajenos implica, también “usar” la bacteria ajena. Si vas a compartir audífonos, lávalos antes de usarlos.
Jabón en barra: después de utilizarlo, el jabón se convierte en un foco importante de infección, pues se cubre de las bacterias y los microbios que se encontraban en la piel de quién lo utilizó. Incluso si es antibacteriano, el jabón en sí no es un asesino de gérmenes como el alcohol.
Desodorante: compartir algo que ha estado en la axila de otra persona no es buena idea,especialmente los desodorantes tipo orgánico, pues solo enmascaran el olor y facilitan el crecimiento de los gérmenes de la axila.Es mejor no compartir o limpiar el stick hacia abajo con una bola de algodón empapada en alcohol
Toalla: ¿recuerdas ese olor característico de las toallas? Pues en realidad, se trata de bacterias, hongos y moho, siendo así un cultivo para gérmenes, especialmente cuando están colgadas en un baño húmedo. «Las toallas contaminadas pueden transmitir infecciones, acné e incluso conjuntivitis,» afirma Bowe.
Cortauñas, limas de uñas y piedras pomez: los que sucede con estos artículos es que se llenan de bacterias, infecciones, sangre y hongos que pueden pasar fácilmente de una persona a otra. Se aconseja limpiarlos con alcohol después de cada uso.
Rasuradora: no hace falta decir mucho aquí. Una rasuradora tiene restos de células de la piel de la persona que la usa, y con ello, todas las bacterias que puede haber. Además si la persona se corta tendrá muestras de sangre aumentando el riesgo de transmisión de enfermedades.
Pinzas de depilar: en realidad no es tan malo, siempre y cuando no estén sucias, ya que pueden convertirse rápidamente en herramientas para la transferencia de enfermedades de transmisión sanguínea. «Es raro, pero es posible transferir la hepatitis C o el VIH mediante el uso de pinzas contaminadas», afirma Bowe.
Cepillo de dientes: “incluso si enjuagas el cepillo de dientes después de usarlo, todavía hay bacterias en las cerdas y crecerán durante la noche», dice Tierno. Tus propios gérmenes bucales no harán que te enfermes, pero para alguien puede adquirir un resfriado común, el estreptococo y el norovirus.
Pasta dental: «no es tan malo como el cepillo de dientes, pero hay un cierto nivel de riesgo en el intercambio de pasta de dientes, especialmente si el extremo del tubo toca con las cerdas,» dice Bowe. El tubo puede albergar bacterias donde tocó el cepillo de dientes que se transmiten con cada uso.
Bálsamo labial: «las bacterias se pueden transferir a través de las membranas de la boca en el torrente sanguíneo», afirma Bowe; y es que los labios tienen una extensa red de vasos sanguíneos justo debajo de la superficie, listos para absorber todo lo que aplica en la boca, incluyendo los gérmenes.
Fuente: http://de10.com.mx/vivir-bien/2015/11/16/por-tu-salud-10-cosas-que-jamas-debes-prestar