1. Perdoná tus fracasos.
Es más: ¡celebralos! “Al igual que es inútil quejarse del efecto de la gravedad sobre la Tierra, es imposible tratar de vivir sin emociones negativas, ya que forman parte de la vida, y son tan naturales como la alegría, la felicidad y el bienestar.
Aceptando las emociones negativas, conseguiremos abrirnos a disfrutar de la positividad y la alegría”, añade el experto. Se trata de darnos el derecho a ser humanos y de perdonarnos la debilidad.
Ya en el año 1992, Mauger y sus colaboradores estudiaron los efectos del perdón, encontrando que los bajos niveles de este hacia uno mismo se relacionaban con la presencia de trastornos como la depresión, la ansiedad y la baja autoestima.
2. No des lo bueno por hecho: agradecelo.
Cosas grandes y pequeñas.
«Esa manía que tenemos de pensar que las cosas vienen dadas y siempre estarán ahí tiene poco de realista».
3. Hacé deportes.
Para que funcione no es necesario destruirse en un gimnasio o correr 10 kilómetros diarios.
Basta con practicar un ejercicio suave como caminar a paso rápido durante 30 minutos al día para que el cerebro segregue endorfinas, esas sustancias que nos hacen sentir drogados de felicidad, porque en realidad son unos componentes naturales que produce nuestro propio cerebro, que mitigan el dolor y causan placer.
4. Simplificá, en el ocio y el trabajo.
“Identifiquemos qué es lo verdaderamente importante, y concentrémonos en ello”, propone Tal Ben-Shahar.
Ya se sabe que “quien mucho abarca, poco aprieta”, y por ello lo mejor es centrarse en algo y no intentarlo todo a la vez. Y no se refiere solo al trabajo, sino también al área personal y al tiempo de ocio: “Mejor apagar el teléfono y desconectar del trabajo esas dos o tres horas que se pasa con la familia o amigos”.
5. Aprendé a meditar.
Este sencillo hábito combate el estrés. A largo plazo, la práctica continuada de ejercicios de meditación contribuye a afrontar mejor los baches de la vida, superar las crisis con mayor fortaleza interior y ser nosotros mismos bajo cualquier circunstancia.
El profesor de Harvard añade que es también un momento idóneo para manejar nuestros pensamientos hacia el lado positivo, aunque no hay consenso en que el optimismo llegue a garantizar el éxito, pero aporta un grato momento de paz.
6. Practicá una nueva habilidad: la resiliencia.
La felicidad depende de nuestro estado mental. Concretamente, “nuestro nivel de dicha lo determinará aquello en lo que nos fijemos y en las atribuciones del éxito o el fracaso”.
Esto se conoce como locus de control o ’lugar en el que situamos la responsabilidad de los hechos’, un término descubierto y definido por el psicólogo Julian Rotter a mediados del siglo XX y muy investigado en torno al carácter de las personas: los pacientes depresivos atribuyen los fracasos a sí mismos, y el éxito, a situaciones externas a su persona; mientras que la gente positiva tiende a colgarse las medallas, y los problemas, “casi mejor que se los quede otro”.
Sin embargo, así perdemos la percepción del fracaso como ’oportunidad’, que tiene mucho que ver con la resiliencia, un concepto que se ha hecho muy popular con la crisis, y que viene prestado originariamente de la Física y de la Ingeniería, con el que se describe la capacidad de un material para recobrar su forma original después de someterse a una presión deformadora.
«En las personas, la resiliencia trata de expresar la capacidad de un individuo para enfrentarse a circunstancias adversas, condiciones de vida difíciles, o situaciones potencialmente traumáticas, y recuperarse saliendo fortalecido y con más recursos”.
Fuente: http://www.rumbosdigital.com/vida-y-estilos/6-claves-para-ser-feliz-segun-harvard