El estallido de un oleoducto mientras era saqueado por cientos de civiles deja al menos 67 muertos y 75 heridos en el central estado mexicano de Hidalgo, donde este sábado las autoridades continuaron las investigaciones, entre cuerpos calcinados y pobladores que buscaban a familiares.
Por la mañana, el gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, dijo en conferencia de prensa junto al presidente Andrés Manuel López Obrador que se reportaban 66 muertos pero en el transcurso de la mañana murió uno de los heridos que se encontraba en un hospital de la capital.
Entre los lesionados hay ocho menores de edad, uno de ellos de 12 años.
El estallido ocurrió la noche del viernes, a las 18.50 (21.50 de la Argentina) en la comunidad de Tlahuelilpan, a unos 120 km de la capital, luego de que traficantes de combustible perforaron un ducto de la empresa estatal Pemex y unas 700 personas, incluidas familias enteras, se lanzaran para llevarse nafta en contenedores.
Dos horas después de que perforaron el conducto, «se nos informa que había habido una explosión» y «las llamas estaban consumiendo todo lo que había alrededor», añadió Fayad.
El ducto estaba en proceso de ser llenado, luego de que el 23 de diciembre se suspendió su operación por órdenes de López Obrador para combatir el llamado «huachicoleo», como se conoce el robo y tráfico de combustible. Este delito deja pérdidas por unos 3.000 millones de dólares anuales.
Unos 25 militares acudieron a la zona cuando se reportó que el oleoducto había sido perforado pero no consiguieron disuadir a los pobladores de retirarse, explicó de su lado el secretario de Defensa, Luis Crecencio Sandoval, en la rueda de prensa realizada en el Palacio Nacional de la capital.
«Todo nuestro personal va armado y al tener multitudes de esta naturaleza enfrentándolos, también siente algo de temor de lo que pueda pasar y quizá puedan emplear el arma. Para evitar ese tipo de situaciones en que pudiéramos dañar, evitamos la confrontación», dijo Sandoval.
«La actitud del Ejército fue correcta, no es fácil ante una multitud hacer prevalecer el orden», expuso de su lado López Obrador, acompañado de su gabinete de seguridad.
El fiscal general Alejandro Gertz describió al siniestro como «intencional» porque «alguien hizo esa perforación y el incendió fue consecuencia del delito».
Imágenes captadas justo después del estallido muestran a numerosas personas gritando y corriendo mientras ardían en llamas, otros caminaban sobre la ruta con amplias zonas del cuerpo severamente afectadas por el fuego.
El sitio de la explosión amaneció custodiado por militares mientras en el ambiente se percibía un fuerte olor a combustible, consigna la agencia francesa AFP.
Durante la madrugada, varias personas se trasladaron hasta el lugar del hecho para intentar identificar entre los cuerpos carbonizados a sus familiares desaparecidos.
«Llegando de trabajar me dijeron que estaba la gasolina y mucha gente, que me viniera pero dije ‘no, ¿para que?», relata un hombre de mediana edad que evita dar su nombre y espera noticias de su nuera.
Al mediodía, los expertos forenses procedieron a retirar los cadáveres a bordo de camionetas, pero por momentos fueron bloqueados por una treintena de pobladores que reclamaban a gritos que no los llevaran a agencias funerarias.
«Vamos a pedir el cuerpo (de nuestro familiar) y nos cobran las funerarias», gritó un hombre de unos 20 años.
Finalmente, los cuerpos fueron trasladados a una morgue, según autoridades.