El sector autopartista argentino enfrenta un desafío nunca antes visto en las últimas décadas. La avalancha de piezas importadas de China y Brasil, junto con la disminución de la participación de proveedores locales, ha llevado a un sinfín de dificultades en la producción nacional. Según datos de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC), entre enero y septiembre de 2025, la balanza comercial del sector mostró un déficit de u$s 7.400 millones. Las importaciones aumentaron un 8,7%, mientras que las exportaciones apenas crecieron un 1,1%, lo que profundiza aún más el desequilibrio.

Córdoba: Epicentro de la Crisis

La provincia de Córdoba, conocida por su fuerte tradición industrial, es uno de los lugares más afectados. La llegada del sistema CKD (vehículos completamente desarmados) ha transformado la cadena de producción, reduciendo significativamente el contenido local. Modelos como la Fiat Titano y la RAM Dakota, ensamblados en Córdoba pero dependientes de kits importados, muestran un nivel de integración que preocupa a los fabricantes locales. Añadido a esto, la decisión de Renault de dejar de producir la Nissan Frontier ha causado estragos entre los proveedores locales, exacerbado por el hecho de que la nueva pick-up Niagara dependerá mayormente de partes brasileñas.

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Cierres y Despidos: Una Realidad Aterradora

La crisis no es solo un concepto; se traduce en cierres de fábricas. La histórica planta SKF en Tortuguitas cerró su línea de producción de rodamientos, despidiendo a 150 empleados. Por otro lado, en San Luis, la empresa estadounidense Dana cerró sus puertas, dejando a 50 trabajadores sin su fuente de ingresos. El sector emplea a alrededor de 50 mil personas, pero los empresarios advierten que esa cifra podría caer drásticamente.

“Las importaciones chinas están saturando el mercado. Las terminales están cada vez más inclinadas hacia el CKD. Esta combinación está estrangulando a los proveedores locales”, opinó un empresario del rubro.

Falta de Políticas Públicas: Un Obstáculo Más

Los referentes de la industria son claros: la ausencia de una política industrial efectiva es un gran inconveniente. “Existen medidas que favorecen las importaciones con el objetivo de reducir precios, pero su resultado real es la disminución del contenido nacional”, señala un economista especializado en manufactura.

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El intercambio comercial con Brasil solo agrava las cosas. Desde enero hasta septiembre, el déficit en autopartes alcanzó casi u$s 2.000 millones, un aumento del 9% en comparación con 2024. Con las inversiones chinas en electromovilidad en Brasil, Argentina se ha quedado fuera del juego y actualmente importa vehículos eléctricos sin aranceles, generando un costo fiscal que podría llegar a u$s 4.000 millones en cinco años. Como un consultor señala, “el problema no es importar. El verdadero problema es no exportar”.

Una Competencia Desigual en Repuestos

En el segmento de repuestos, la competencia se ha vuelto extremadamente dura. Las importaciones han crecido entre 50% y 130% en productos como baterías, neumáticos y amortiguadores. Además, partes cruciales como motores y transmisiones evidencian déficits significativos. La infraestructura fabril en Argentina está perdiendo densidad, y los sistemistas, que podrían impulsar la producción local, optan cada vez más por piezas traídas del extranjero. “No hay integración en ninguna fase del proceso productivo”, admiten voces del sector.