Luego de que el sector de energías renovables tomara relevancia en los últimos años en Argentina, durante el 2020 se estima que no se iniciarán proyectos nuevos debido al riesgo país y la crisis financiera; ya que por lo general el financiamiento debe buscarse en el exterior.
Solo los grandes actores de la industria (YPF Luz, Pampa Energía, Arauco, entre otros) avanzarán con sus obras. Los nuevos proyectos no podrán llevarse a cabo si no se consigue capacidad de transporte para volcar esa energía a la red o una empresa que compre la electricidad en el mercado a término.
Al factor económico, se suma el problema de que no hay necesidad de generar más energía, ya que la demanda de electricidad cayó de 135,2 teravatio-hora (TWh) en 2015 a 132,4 TWh el año pasado, según datos de la Secretaría de Energía.
Durante el 2019, la oferta de electricidad de energía renovable debía alcanzar el 12% (según las metas establecidas en la ley 26.190 para fomentar el uso de fuentes renovables), pero llegó solo al 7%. Sin embargo, es un avance importante en relación a años posteriores.
Hoy, las empresas están a la expectativa de qué relevancia le dará al sector el nuevo gobierno y esperan saber si la cartera de renovables será una dirección o pasará a ser una subsecretaría.
Ermanno Traverso, Senior VP de Talesun Energy (empresa multinacional en el sector de las energías renovables, con especial referencia a la energía solar), asegura que en Argentina podría haber enormes márgenes de explotación para las energías renovables, pero la dificultad es cultural. “El mercado de la energía está dirigido por viejos senadores que descansan en el viejo modelo y que no tienen la intención de cambiar las cosas. Los análisis de costo-beneficio a veces se hacen de manera incorrecta para dirigir negativamente la opinión pública hacia el cambio. En Argentina sería muy importante realizar un gran trabajo de conciencia de los medios”.
¿Pero por qué es fundamental el tema de la energía en el siglo XXI? Traverso afirma que las elecciones en tema energético influyen e influirán cada vez más en el futuro, influenciando la política de todos los estados nacionales, que enfrentarán una revolución de época.
“El mundo será llamado a una transición desde un modelo basado en el uso de fósiles de carbón a uno basado en energías limpias y renovables, como el sol, el viento y la biomasa. Es muy pronto para decir la razón por la cual esta revolución es inevitable. El cambio climático no es un concepto abstracto, sino una evidencia concreta, visible a simple vista en muchas áreas del mundo”, continúa.
En este camino, para Traverso la energía solar ahora es más competitiva a nivel económico que la del carbón; y ejemplifica que países europeos como Dinamarca se alimentan 100% exclusivamente de fuentes de energía renovables. “El aspecto a trabajar es que las energías limpias no siempre están disponibles y, por lo tanto, deben acumularse en storage units. Mientras más baterías sean capaces de almacenar energía, más rápido se extenderá la energía renovable”, aclara.
Por eso, Traverso afirma que para salvar el planeta y evitar que las condiciones climáticas se vuelvan antiéticas al concepto de desarrollo, la única forma es cambiar desde un punto de vista energético.
“Y para que las fuentes de energía cambien, las manifestaciones o iniciativas callejeras de asociaciones o gobiernos individuales no son suficientes: se necesita una política global integral, en la que cada estado y cada multinacional activa en el sector haga su parte”, concluye.