El branding se basa principalmente en la conexión emocional entre las marcas y sus clientes. Para lograr dicha conexión es fundamental que la marca pueda transmitir a su audiencia todos los rasgos que la hacen realmente única.
Sin embargo, el principal problema para establecer una comunicación con la audiencia, es la idea de que detrás de la marca no hay personas, sino empresas. Corporaciones que se entienden como frías y robóticas, con el único objetivo de beneficiarse a sí mismas. Para sortear esta dificultad, será necesario que las compañías sean lo más genuinas posibles y que apelen a tanto a las emociones propias como a las de su público objetivo. Gracias a ellas, se podrá garantizar una interacción más cercana, demostrando que detrás de las marcas, también hay personas.
A continuación, junto a Taniebrand, especialistas en branding, nombramos algunas actitudes que se deberían tener en cuenta a la hora de construir una marca:
- Imitar a las personas: La marca debe resultar humana, admitir las dificultades y luchas, apelar al humor. Las cualidades que hacen interesantes a las personas, también funcionan para volver cautivante a una marca.
- Abarcar menos, más profundamente: La comunicación auténtica se produce de a poco y su desarrollo lleva tiempo. Es necesario utilizar un tono más conversacional, cercano, que provoque una comprensión más profunda.
- Permanencia. Este es un concepto clave, ya que las grandes marcas son aquellas que saben perdurar en el tiempo. Como menciona la directora creativa de Taniebrand en una entrevista reciente: “La base de los diseños corporativos es la de la permanencia: el discurso de la marca, cómo se comunica con su público y cómo se logra aplicarla en los distintos momentos de la vida de la gente.”
- Ponerse en el lugar del cliente: Crear el mensaje enfocándose en los deseos del público, para poder enviar un mensaje auténtico que refuerce el valor de la marca.
- Conocer la audiencia de la marca: Cuando se conoce a la persona a la cual uno se dirige, es mucho más fácil empatizar con sus necesidades y hablar con autenticidad.
- Establecer valores claros de marca: A la hora de crear la marca, es fundamental definir los valores en los que se basará y que le darán a cohesión y autenticidad, tanto al mensaje que se transmita como a la marca en sí.
- Transparencia: Las marcas —y, por supuesto, su mensaje— deben ser francas, honestas. Si lo que se busca es conectar con el público será fundamental ganarse la confianza de éste. Para ello, la transparencia del mensaje resulta primordial.
- Consistencia e integridad: El desarrollo de un discurso auténtico, claro y consistente, se destaca entre el ruido de las noticias falsas y la publicidad habitual. De esta forma, un diálogo honesto refuerza el vínculo y genera confianza en los clientes actuales y también en los potenciales.
- Convicción: Será fundamental estar convencidos de que la marca que se está creando será la mejor. Tanto el entusiasmo como las dudas que surjan durante la gestación de una marca podrían ser percibidos por el público.
- Compartir testimonios de usuarios: La credibilidad de los mismos clientes ayudarán en la construcción de la marca, de una manera orgánica y auténtica. Los testimonios de terceros crearán una conexión genuina con la audiencia.
- Mostrar a la gente detrás de la marca: Para derribar la idea de que detrás de las marcas hay empresas insensibles, frías, nada mejor que ponerle una cara y un nombre, que pueda hablar directamente con el público. Cada marca representa a las personas que la construyeron. Es una buena opción para conectar con el público, que éstas se reconozcan.
Lo que se busca a partir del branding emocional es conectar con el público. Esto se logrará, como vimos, si conseguimos que la marca transmita sus valores a los usuarios, volviéndose, de esta manera, mucho más humana. Si logra ubicarse al mismo nivel que su público, podrá entablar una conexión mucho más profunda y duradera.