Un nuevo escándalo de abuso sexual, que involucra a las Fuerzas Militares de Colombia, salió a la luz en este país sudamericano. Se trata de la denuncia presentada por un joven soldado, que asegura que fue violado cuando prestaba servicio militar en la Fuerza Aérea Colombiana (FAC).
De acuerdo con la denuncia, que fue revelada por la W Radio, el hecho ocurrió en 2016, cuando el joven (que para ese entonces tenía 19 años) se encontraba en la base militar Tres Esquinas, en el departamento de Caquetá, al sur del país.
Su familia, con documentos que facilitó a la emisora, señala que lo llevaron al aeropuerto militar de Catam, en Bogotá, el 9 de diciembre de ese año, tras pasar todos los exámenes médicos, físicos y psicológicos que lo calificaban para prestar servicio militar en la FAC, específicamente en esa base.
Apenas ocho días después, el joven llamó a su abuela y le confesó que habían abusado sexualmente de él.
Según el relato, la familia no logró restablecer comunicación y no obtuvo respuesta del batallón donde se encontraba el joven; pero, días después, llamaron a su mamá desde la FAC y le informaron que debía recoger a su hijo en el Hospital Militar de Bogotá, donde se encontraba internado.
A la madre le dijeron, además, que le estaban haciendo una valoración psiquiátrica y que lo habían devuelto porque no se había adaptado al servicio militar.
La madre llegó al hospital, junto a una tía del joven, y encontraron al soldado irreconocible, con la mirada perdida y, además, no pudo identificarlas. Producto de su estado, estuvo internado en una clínica psiquiátrica durante los siguientes meses.
«Apreté mis genitales para no sentir dolor y me desmayé»
Debido a su internamiento, apenas el 26 de abril de 2017 pudieron hacer la denuncia formal ante la Fiscalía.
Según lo narrado a las autoridades, días después de su llegada a la base, el joven fue víctima de varios abusos: «Me sacaron del alojamiento después de estar durmiendo, me sacaron como a eso de las 11:00 de la noche, me pusieron a abrazar un árbol que tenía púas durante media hora, luego yo les dije que cuánto tiempo me iban a tener ahí, me respondieron que yo era un gran hp (sic) inservible, que hiciera silencio, luego me pusieron en el suelo con dos vasos con agua y de ahí me mantenían molestando, me insultaron, me hicieron levantar, me hicieron ir hacia los lados de los baños y allí me cogieron por detrás, me torcieron el dedo anular de la izquierda, me cogieron entre varios, yo pataleaba, me hicieron montonera, me bajaron los pantalones y me penetraron, y luego de hacer tanta fuerza apreté mis genitales para no sentir dolor y me desmayé».
Cuando despertó, estaba solo detrás del baño, se levantó y se fue a su dormitorio. Al siguiente día informó de lo sucedido a otro compañero y a un superior. Tras ello, lo enviaron a Bogotá.
La denuncia en la Fiscalía no prosperó, por ello la familia decidió hacer público el hecho. Durante los últimos años han luchado ante el Ministerio de Defensa para acceder al servicio de salud integral y tratar las secuelas psiquiátricas que dejó la violación y otros áreas.
Aunque sus exámenes para el ingreso al servicio militar no revelan ningún problema psicológico, según la W Radio, documentos que atribuyen a la Junta Médica del Ministerio de Defensa afirman que el joven tenía problemas mentales debido al consumo de marihuana durante su adolescencia; sin embargo, menciona el medio, no hay argumentos para justificar esa afirmación ni se explica por qué, con esos antecedentes, se autorizó su entrada a la FAC.
La familia presentó una tutela solicitando el amparo de los derechos fundamentales a la salud, la vida y la seguridad social. El juzgado 63 administrativo del circuito de Bogotá, en primera instancia, negó la petición.
No obstante, el pasado 13 de julio hubo un fallo en segunda instancia del Tribunal Administrativo de Cundinamarca Sección Segunda, que revocó la anterior decisión y ordenó al Ministerio de Defensa «mantener la vinculación al sistema de salud del joven para que se le otorgue la atención médica integral y los tratamientos pertinentes de su patología».
De acuerdo con lo narrado en el mencionado medio, este joven conoció que otro soldado también había sido abusado en la misma base, pero «no dijo nada por miedo».
Esta nueva denuncia se conoce en medio del escándalo por la violación, por parte de siete soldados, de una menor de edad, de la etnia Embera Chamí, en el departamento de Risaralda; el abuso a otra niña indígena en el Guaviare; y luego de que el comandante del Ejército, Eduardo Zapateiro, reconociera que desde 2016 existen 118 investigaciones contra miembros de la fuerza pública por violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes.