Adaptación: la clave para impulsar nuestro bienestar en 2021
Hablar de lo que nos pasa, de lo que pensamos, de lo que sentimos y también escuchar lo que viven las demás personas ayuda a la cohesión, a la comprensión de lo propio y lo ajeno, y contribuye a la afectividad.
Pasamos de un año a otro sin percibir la transición habitual de cierre de un ciclo y apertura de otro. De hecho, enero ya culminó y seguimos sintiendo, en muchos casos, que el contexto no nos permite avanzar. Lo que cambió es el mundo, ¡nada menos! Intra e interpersonalmente transformamos nuestras formas de vivir y de convivir en una imperiosa necesidad de aceptar lo que nos resulta insoslayable.
La incertidumbre anidó preguntas y respuestas que mutan y se relacionan entre sí siempre en forma relativa e impermanente. Lo cambiante de la realidad con las que nos encontramos diariamente, nos desorienta y – muchas veces – sentimos que se acaban las fuerzas, las ideas y la motivación.
La mayoría de las personas podemos gestionar todo esto. Conocernos, comprendernos y ayudarnos. Por eso sabemos que necesitamos genera espacios en los que la comunicación sea protagonista para promover y sostener el mejoramiento de lo que hacemos, somos y vivimos.
Todos podemos desplegar nuestras capacidades potenciales: la creatividad es una de ellas, si llamamos así a la posibilidad de observación de las circunstancias como para resolver dificultades de una manera distinta a las que hemos utilizado hasta ahora. Una apertura a otros puntos de vista de problemáticas nuevas, preexistentes o, incluso aquellas profundizadas.
Claro que no siempre esta modalidad está disponible de manera consciente y la primera experiencia, en situaciones diversas, es de ansiedad, temor, angustia que, en algunos casos, cobran una dimensión agobiante, que obstaculiza procesos constructivos.
La rareza de este contexto mundial, a muchas personas las interpela y la realidad invalida lo sentido y se vivencia como sensación de carencia de recursos internos.
¿Qué puede ayudar? Pensarse. Generando, en lo personal, un clima favorecedor para uno mismo. Resultando menos exigentes que las condiciones externas, esas que no podemos cambiar y a las que necesitamos adaptarnos saludablemente.
Reconocer lo que sentimos, tal como lo sentimos, suele ser un ejercicio organizador aún percibiendo todo tipo de emociones y sentimientos. Teniendo en cuenta, por sobre otras cosas, que ni unas ni otros tienen características positivas o negativas, porque en todos los casos cumplen una función; muchas veces protectores, tienen un sentido al que no solemos acceder cognitivamente sin previa toma de conciencia.
Para que esto suceda, se necesita una búsqueda voluntaria para la elaboración de procesos preventivos y promotores de buena comunicación con los demás, de carácter colaborativo, de modo que el poder de la palabra y la escucha faciliten el acceso a la propia experiencia tal cual acontece y su aceptación para la intervención en los aspectos que sí dependen de nosotros.
No podríamos cambiar lo que no re-conocemos (volver a conocer, actualizar lo que sabemos) porque no habría referencia de la que partir. Asimismo, esto implica el trabajo de la autoexploración, lo que no necesariamente tenemos que hacer en soledad, pero sí en intimidad, y esto puede incluir el reflejo de otra persona; un otro que, resonando con lo escuchado, nos ayude a ver cómo nos estamos dejando ver y cuánto adherimos genuinamente a ello. Es lo que nos permitiría, cambiar, flexibilizar creencias y conductas, confirmar y compartir experiencias, en función de la evolución que pudiéramos estar necesitando.
Somos aquellos que podemos abrevar en nuestros propios recursos más aún cuando no podemos tomar del contexto nos ofrece inquietudes, adversidades, y en muchos casos – muchísimos – pérdidas.
Para atravesar procesos de cambio y de desarrollo personal, el Counseling ofrece el clima, el espacio y las condiciones necesarias para que las personas, siendo acompañadas empática y congruentemente por un vínculo profesional que resulta facilitador, encuentren capacidad reflexiva y resolutiva de situaciones vividas. Al tiempo en el que descubren en sí mismas, conductas adaptativas propias de su singularidad y autopercepción, sin ser juzgadas en ninguna instancia, ni tampoco inducidas a llevar adelante soluciones que no le pertenezcan.
Buscar ámbitos de crecimiento y desarrollo, seguir proyectando y promoviendo actividades de esparcimiento y afecto, alimentar las esperanzas para que no se debiliten, protege la salud, genera productividad y mejora la calidad de vida.
Clr. Analía Cordero
Consultora Psicológica
Equipo de Difusión de la Asociación Argentina de Counselors |