FAKE NEWS Y RUMORES: CÓMO PRESERVARNOS Y NO CONTRIBUIR A SU DIFUSIÓN
Un rumor es una proposición que se transmite, de forma oral o mediada por la tecnología (chats), con información no comprobada con veracidad. Algo similar ocurre con las fake news (noticia falsa), a gran escala y a través de algún medio masivo de comunicación. ¿Cómo nos afectan estas noticias en lo personal y en lo social?
En ambos casos puede ser que la intención es perjudicar a alguna persona, grupo o institución, y en otros, aunque esa no sea su intención, igualmente puede dañar la imagen o reputación de quien o quienes son protagonistas involuntarios de lo que se transmite.
Si bien el grado de responsabilidad que tiene un/a ciudadano/a de a pie no es el mismo que le cabe a un gran medio de comunicación, en épocas de redes sociales lo individual adquiere otra dimensión porque al tener el poder de difundir, aún desde el más solitario lugar, nuestras acciones pueden tener una llegada más masiva de lo que imaginamos. Por ello, como no sabemos con certeza a quiénes puede afectar aquello que replicamos sin corroborar se hace indispensable extremar el cuidado antes de dar por sentado la información que recibimos.
Desde el counseling es frecuente que nos toque acompañar a consultantes a quienes les produce sufrimiento el ser protagonistas de rumores que malintencionados o no, no son ciertos. Sienten una enorme frustración por la imposibilidad real de aclarar aquello que se divulgó y que una vez echado a correr parece ser una bola de nieve que adquiere una dimensión aumentada por la subjetividad y la imaginación de cada receptor de ese mensaje.
Como profesionales transitamos juntos/as el proceso mediante el cual la importancia de la valoración ajena disminuye, aumentando la propia, pero aún así, en muchas oportunidades, el grado de perjuicio ocasionado es difícil de revertir.
Estas situaciones además se pueden tornar peligrosas cuando una noticia falsa aconseja o desalienta determinadas cuestiones que pueden incluso afectar la salud física de la población.
Ahora bien, en tanto víctimas de rumores o receptoras/es de noticias falsas es clara nuestra postura, no lo deseamos, pero, como difusoras/es de las mismas ¿tomamos los recaudos necesarios para corroborar aquello que emitimos?
Quizás simplemente merece un ejercicio de reflexión antes de hacernos eco de una información que nos llega, podríamos preguntarnos:
– ¿Me consta su verosimilitud?
– ¿Estoy dañando la reputación de alguna persona?
– ¿Esta información está avalada por instituciones científicas? (en el caso de temas de salud)
– ¿Que yo transmita esto le suma a quien lo lee/escucha?
Tanto los rumores como las fake news son dos dimensiones de un mismo problema, y que desde nuestro lugar podemos actuar como divulgadoras/es o, por el contrario, como una muralla que les impida el paso.
Quizás todo se reduzca a algo tan simple como ponerse en el lugar de quien recibe nuestro mensaje y, que sobre todo en esta época difícil que nos toca vivir, cuidarnos y cuidar al/a otro/a es la única alternativa para poder fortalecernos emocionalmente y así sobrellevarla de la mejor manera posible.
Clr. Claudia Quiroga Daldi
Equipo de Difusión del Counseling
Asociación Argentina de Counselors |