Sentirnos bien y felices en contextos colectivos difíciles o ante situaciones personales complicadas puede ser un desafío, pero aun así podemos tratar de lograrlo. Desde el counseling analizamos cómo generar espacios de plenitud a pesar de todo.
Más allá de lo que nos afecta individualmente, y por lo tanto está sujeto a individualidades, existen ciertos acontecimientos que por su magnitud impactan en la totalidad de la comunidad. Estos hechos irrumpen dificultando aún más el propio devenir, que ya transitaba sus propios desafíos.
Se puede citar como ejemplo la pandemia mundial por Covid 19, que puso de manifiesto situaciones previas complicadas y las potenciaron. El gran desafío que se nos presenta es cómo lograr bienestar en condiciones adversas. Hoy nombramos un tema de salud, pero igualmente podría hacerse extensivo a otros, ya sea económicos, sociales, familiares, laborales y tantos más.
¿Es posible sentirse bien en este tipo de contextos?, ¿Se pueden encontrar espacios de felicidad y plenitud cuando nos atraviesan problemáticas tan significativas?
Merece en este punto tener en cuenta que la búsqueda de bienestar no tiene porqué ser un acto individualista e indiferente hacia quienes nos rodean, ya que, si bien es personal e implica una necesidad propia, se puede convertir en una acción colectiva.
Nuestros momentos de satisfacción generalmente no existen en solitario, somos a través de otras personas y junto a ellas nos transformamos. Lloramos y reímos con, por o gracias a quienes nos rodean; transformamos y nos transforman, por consiguiente, el bienestar que alcancemos no tiene porqué ser “a pesar” de lo que le pase al resto, sino impulsado por lo que “nos pasa” y con consecuencias que no sólo “me” beneficien, sino que “nos” ayuden a sobrellevar las distintas adversidades que se presenten.
Aquello que nos produce placer es tan subjetivo que, como en todos los aspectos de nuestra vida, no existen fórmulas universales, sin embargo, hay prácticas que nos pueden ayudar:
- Prestar atención a aquellos momentos agradables que vivimos, aún si son escasos o esporádicos, al iluminarlos adquirirán una relevancia mayor.
- Buscar aquellas actividades que nos resulten placenteras y podemos continuar realizando a pesar del contexto, o en su defecto adaptarlas a él.
- Incursionar sin prejuicios y con espíritu aventurero en las prácticas a las que nos obliga la situación, quizás nos sorprenda descubrir que nos agradan y que las incorporaremos más allá de la obligatoriedad actual.
- Ayudar, la solidaridad es una poderosa fuente de felicidad.
- Aceptar la ayuda que nos ofrecen, porque independientemente de lo que solucione en nuestra cotidianeidad lo que nos brinden, además logramos que esa persona sienta que puede impactar favorablemente en la vida de otra.
Estas prácticas son fáciles de enumerar y no siempre es tan sencillo poder llevarlas a cabo. Por ello es importante reflexionar y reconocer cuando es necesaria la ayuda profesional.
Desde el counseling acompañamos estos procesos, a través de una escucha activa, empática, sin consejos, en una búsqueda conjunta que permita ir encontrando aquello que potencialmente traen quienes se acercan a nuestra consulta, pero que eventualmente no están pudiendo encontrar.
Transitamos a la par un camino que en algunos momentos no se está puede recorrer a solas, como counselors mediante el vínculo que generamos en conjunto podemos facilitar ese transitar y así ir sorteando aquellos obstáculos que quizás hoy parecen inamovibles.
Por ello volviendo al planteamiento inicial sobre la posibilidad de encontrar bienestar en contextos desfavorables, no se puede asegurar indefectiblemente, pero si que podemos tratar de hacerlo. Y tratando es la única forma de encontrarlo.
Clr. Claudia Quiroga Daldi
Equipo de Difusión del Counseling
de la Asociación Argentina de Counselors