Un hallazgo arqueológico sorprendente en Turquía revela la visión de nuestros ancestros.
Un pilar en forma de T con un rostro humano esculpido ha sido descubierto en el yacimiento de Karahantepe, ubicado en el sureste de Turquía. Este sitio es uno de los más antiguos donde se evidencia la transición hacia un estilo de vida sedentario, que comenzó hace aproximadamente 12,000 años.
Un vistazo a Karahantepe
Este yacimiento arqueológico no solo nos ofrece un contexto sobre la vida en el Neolítico, sino que también proporciona textura a las teorías sobre el pensamiento simbólico y los conceptos abstractos en las primeras comunidades humanas. La representación del rostro humano, tallada en piedra, destaca por sus rasgos afilados y una expresión que parece transmitir emociones.
La emoción del descubrimiento
El profesor Necmi Karul, encargado de la excavación, expresó su asombro al encontrar esta representación facial. "Nunca antes habíamos hallado una imagen tan realista", afirmó. La arqueobotánica Ceren Kabukcu, de la Universidad de Liverpool, calificó el hallazgo como un "ejemplo extraordinario de complejidad artística".
Más que un simple rostro
Karul también advirtió que es un error interpretar esta imagen como un dios o figura sobrenatural. "Es más plausible que simbolice una idea o concepto, reflejando una transformación cultural donde se empieza a poner al ser humano en el centro de la narrativa", explicó.
Conexiones culturales
Las excavaciones en Karahantepe comenzaron en 2019, pero el interés en la herencia prehistórica de Turquía se avivó tras los descubrimientos en Göbeklitepe, considerado un importante santuario ritual. Artefactos similares al rostro de Karahantepe han aparecido en otros yacimientos de la región, sugiriendo un intercambio cultural significativo.
Un legado compartido
Los expertos coinciden en que este descubrimiento va más allá de un tesoro arqueológico local; representa una parte integral de la historia compartida de la humanidad. Karahantepe, que se extiende por 140,000 metros cuadrados, alberga no solo el rostro humano, sino también otros pilares y estructuras que ofrecen nuevas perspectivas sobre las comunidades que existieron en esa época.
