Con goles de Robin Van Persie, de penal, Daley Blind y Georginio Wijnaldum el conjunto de Louis van Gaal superó 3 a 0 al dueño de casa. La «Oranje» fue el único equipo que utilizó a los 23 jugadores que llevó al torneo
Para muchos, el encuentro por el tercer puesto es insignificantico. Las palabras de Arjen Robben y Louis van Gaal, referentes a una desestimación por la medalla de bronce son un claro ejemplo de ello. Sin embargo, para Brasil era la oportunidad de regalarle a su público algo de la dignidad que perdieron después del humillante 1-7 ante Alemania.
Con el regreso de Thiago Silva a la defensa, y las salidas de Marcelo y Fred, los de Luiz Felipe Scolari salieron al estadio Nacional de Brasilia con la intención de demostrar la vergüenza deportiva que tenía para ofrecer.
Pero la respuesta del local nunca llegó, dado que en los primeros 90 segundos de juego, el capitán le cometió una clara infracción al habilidoso delantero holandés y el argelino Djamel Haïmoudi no dudó en sancionar la pena máxima. Desde los doce pasos, Robin Van Persie hizo efectiva la conquista y marcó el 1 a 0. Los temores de un nuevo golpe volvieron a percibirse en el Mané Garrincha.
El desconcierto que sobrevolaba al equipo local generó un desorden que representó un precio demasiado caro. La falta de concentración, la escasez de relevos y la pésima manera de retroceder le permitieron a la «Orange» estirar la ventaja. Un grosero error de David Luiz, quien intentó despejar hacia el centro del área, le dio la posibilidad a Daley Blind para que establezca el segundo festejo. La historia que había ocurrido unos días antes en Belo Horizonte se volvía a repetir en la capital brasileña. Las lágrimas reaparecieron en el rostro de los torcedores, y los silbidos invadieron el ambiente del entretenido espectáculo.
En el complemento, el ingreso de Fernandinho por Luiz Gustavo compensó la ausencia de equilibrio que sufría el «Scratch». Con más actitud que ideas ofensivas, los de «Felipao» se acercaron al arco protegido por Jasper Cillessen, pero sus limitaciones atentaban contra sus intenciones.
Con el correr de los minutos, la frustración brasileña se agigantaba, y la postura de los jugadores del pentacampeón aparentaba ser la de la resignación. Las acciones se desvanecían en un lamento permanente, mientras que Robben buscaba la creación de un nuevo penal para que la humillación sea más contundente.
Georginio Wijnaldum fue el encargado de sentenciar la goleada «naranja». Sin piedad, el volante del PSV desparramó a Julio Cesar y festejó el definitivo 3 a 0. Los diez goles recibidos en sus últimos dos compromisos, y la ausencia de carácter para revertir el frágil momento, despidieron a un equipo que estuvo muy por debajo de las expectativas. En cambio, el futuro entrenador del Manchester United tuvo la iniciativa de sustituir a Cillessen por Michel Vorm, para transformar a su delegación en la única en emplear a los 23 protagonistas que viajaron a la competición.
Para muchos, el encuentro por el tercer puesto es insignificantico. Las palabras de Arjen Robben y Louis van Gaal, referentes a una desestimación por la medalla de bronce son un claro ejemplo de ello. Sin embargo, para Brasil era la oportunidad de regalarle a su público algo de la dignidad que perdieron después del humillante 1-7 ante Alemania.
Con el regreso de Thiago Silva a la defensa, y las salidas de Marcelo y Fred, los de Luiz Felipe Scolari salieron al estadio Nacional de Brasilia con la intención de demostrar la vergüenza deportiva que tenía para ofrecer.
Pero la respuesta del local nunca llegó, dado que en los primeros 90 segundos de juego, el capitán le cometió una clara infracción al habilidoso delantero holandés y el argelino Djamel Haïmoudi no dudó en sancionar la pena máxima. Desde los doce pasos, Robin Van Persie hizo efectiva la conquista y marcó el 1 a 0. Los temores de un nuevo golpe volvieron a percibirse en el Mané Garrincha.
El desconcierto que sobrevolaba al equipo local generó un desorden que representó un precio demasiado caro. La falta de concentración, la escasez de relevos y la pésima manera de retroceder le permitieron a la «Orange» estirar la ventaja. Un grosero error de David Luiz, quien intentó despejar hacia el centro del área, le dio la posibilidad a Daley Blind para que establezca el segundo festejo. La historia que había ocurrido unos días antes en Belo Horizonte se volvía a repetir en la capital brasileña. Las lágrimas reaparecieron en el rostro de los torcedores, y los silbidos invadieron el ambiente del entretenido espectáculo.
En el complemento, el ingreso de Fernandinho por Luiz Gustavo compensó la ausencia de equilibrio que sufría el «Scratch». Con más actitud que ideas ofensivas, los de «Felipao» se acercaron al arco protegido por Jasper Cillessen, pero sus limitaciones atentaban contra sus intenciones.
Con el correr de los minutos, la frustración brasileña se agigantaba, y la postura de los jugadores del pentacampeón aparentaba ser la de la resignación. Las acciones se desvanecían en un lamento permanente, mientras que Robben buscaba la creación de un nuevo penal para que la humillación sea más contundente.
Georginio Wijnaldum fue el encargado de sentenciar la goleada «naranja». Sin piedad, el volante del PSV desparramó a Julio Cesar y festejó el definitivo 3 a 0. Los diez goles recibidos en sus últimos dos compromisos, y la ausencia de carácter para revertir el frágil momento, despidieron a un equipo que estuvo muy por debajo de las expectativas. En cambio, el futuro entrenador del Manchester United tuvo la iniciativa de sustituir a Cillessen por Michel Vorm, para transformar a su delegación en la única en emplear a los 23 protagonistas que viajaron a la competición.
Sin dudas, Brasil tiene un futuro incierto, pero dentro de la crisis que atraviesa su fútbol, hay algunos indicios que ameritan ser destacados, como la destitución de Scolari, junto con la del presidente de su Confederación, José María Marin. Tras haber tocado fondo, el pentacampeón deberá poner sus mayores esfuerzos en renovar su forma de trabajar para tomarse revancha en la Copa América que organizará Chile el próximo año.
Fuente > Infobae.com