La conexión entre el intestino y el cerebro: un vínculo esencial para la salud mental y física
Un nuevo enfoque revela cómo la salud intestinal influye directamente en nuestro bienestar emocional y físico, gracias a tres vías de comunicación clave.
La relación intestino-cerebro
Decimos que el estómago es el segundo cerebro, y en realidad, es el eje intestino-cerebro el que juega un papel fundamental en nuestra salud. Cristina Capella Llacer, nutricionista, lo detalla en su libro Vivir sin inflamación, donde explica cómo se produce esta conexión.
Canales de comunicación
Las tres vías de comunicación que unen el intestino y el cerebro son:
- Nerviosa: Implica el nervio vago, que conecta el sistema digestivo con el cerebro.
- Hormonal: Aquí se produce la mayor parte de la serotonina, la hormona de la felicidad, directamente en el intestino.
- Inmunológica: Entre el 70 y el 80% del sistema inmune reside en el intestino, jugando un papel crucial en el estado de ánimo.
Vía nerviosa: el nervio vago
El nervio vago se convierte en un canal vital. Capella menciona que “el cerebro le cuenta al intestino cómo nos sentimos”. Este canal mejora la digestión y reduce la reactividad intestinal al estrés. Se recomienda practicar tres minutos diarios de respiración diafragmática para activar el sistema parasimpático y promover su funcionamiento.
Vía hormonal: la serotonina y el estado de ánimo
El intestino es responsable de producir cerca del 90% de la serotonina. Capella recalca que una buena alimentación influye en nuestro estado de ánimo. Alimentos ricos en triptófano, como huevos y pescado, son clave para regular esta vía.
Vía inmunológica: el intestino como barrera
La salud intestina afecta directamente a nuestra inmunidad y, por ende, al bienestar emocional. Capella alerta sobre la disbiosis, el desequilibrio bacteriano que puede generar síntomas emocionales como tristeza e irritabilidad.
Conclusiones sobre la alimentación y la salud emocional
Adoptar una dieta equilibrada contribuye no solo a mejorar la digestión, sino también a mantener un estado emocional estable. Mantener una microbiota saludable es esencial para prevenir problemas como la «mente nublada». A través de hábitos simples, como la inclusión de probióticos y la exposición al sol, podemos potenciar nuestra salud.
