La primera evidencia sólida de que el vuelo MH 17 de Malaysia Airlines fue derribado por un misil tierra-aire está saliendo a la luz, recabada en la propia zona del siniestro en el este de Ucrania.
La fotografía, publicada por primera vez por un medio briánico el fin de semana, muestra un trozo del Boeing 777 caído. Mide cerca de metro cuadrado y tiene un enorme agujero en el centro, rodeado de pequeños hoyos y marcas de quemaduras.
El resto fue recuperado en el pueblo de Petropavlovka. Había quedado en el patio de un vecino, que lo trasladó, ya que se creía que era importante.
Dos analistas en temas de defensa en Londres y un ex piloto militar que han estudiado la imagen corroboraron lo que ya decía el hombre que lo encontró -que supo servir en el Ejército-: esas marcas son consistentes con un ataque con misiles.
El fin de semana, las agencias de inteligencia occidentales respaldaron la afirmación de Ucrania de que el avión con 298 personas a bordo fue derribado por error por los separatistas prorrusos y el personal militar de Rusia con un misil SA-11.
Justin Bronk, un analista del Royal United Services Institute de Londres, dijo: «el tamaño de los agujeros es consistente con un ataque de SA-11. Sin embargo, es difícil evaluar el patrón total con sólo un pequeño fragmento del fuselaje». Otro analista, Douglas Barrie, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, dijo que la evidencia fotográfica «era coherente con el tipo de daño» que se puede esperar de estos misiles.
Ambos advirtieron, sin embargo, que se necesita realizar un peritaje para determinar exactamente lo que sucedió, incluso recomendaron pruebas químicas sobre posibles residuos de explosivos.
Un ex alto oficial de la Royal Air Force, que también vio la imagen, aseguró que en su base aérea ya había visto aviones con un daño similar al que muestra la foto. Todos habían sido atacados con misiles.
Los tres expertos coincidieron en que el gran agujero en el centro del fragmento probablemente se produjo desde adentro hacia afuera, cuando el avión se despresurizó al ser atacado a 33.000 pies de altura.
Los misiles tierra-aire no están diseñados para un golpe directo, ya que están diseñados para destruir aviones de combate rápidos. Los preparan para que exploten a unos 20 metros de su objetivo, enviando una nube de metales al rojo vivo para aumentar las posibilidades de infligir el mayor daño posible.
Fuente: http://www.infobae.com/2014/07/21/1582293-una-foto-los-restos-del-avion-derribado-ucrania-prueba-que-fue-atacado-un-misil