En todas las familias hay secretos. Y no todos buenos. Incluso en esas que pretendieron, desde la literatura y la televisión, convencernos de que tener una idílica vida es posible. Los discos, las monedas, la luna, las personas… todo tiene un lado B que, a veces, sería mejor no descubrir. A no ser, claro, que dar la vuelta a la moneda constituya un éxito editorial en potencia. Eso es lo que le ha sucedido a La Familia Ingalls. ¿Se acuerdan? Sí, como olvidar a aquel bondadoso papá que Michael Landon encarnaba a la perfección; aquella diligente mamá, feliz ama de casa y madre de cuatro chicos; y aquellas nenas con trencitas que, desde las pantallas de los televisores de finales de los 70, llenaron de candidez nuestras vidas.
Todo era perfecto, y es que así lo exigía el guión, pero el mito se cae ahora con la publicación de la autobiografía con anotaciones de Laura Ingalls (la segunda de las sonrientes hermanas).
Pioneer Girl. The annotated Autobiography está a punto de publicarse en los Estados Unidos. Allí la autora cuenta oscuros secretos de su familia y su perfecta vida en el medio de la nada, que no era tan perfecta al fin y al cabo. Porque la serie de televisión que todos seguíamos de chicos, no era sólo un producto de Hollywood: eran las memorias de la infancia de Laura Elizabeth Ingalls Lake. Las escribió en los años 30, aunque no fueron llevadas a la pantalla hasta más de 40 años después. En ellas, la autora narraba la vida de su familia en el medio oeste de Estados Unidos a finales del siglo XIX.
La diferencia entre el libro que inspiró la serie y el que está por llegar a las librerías estadounidenses, de la mano de South Dakota State Historical Society Press, es que el primero fue conscientemente escrito para chicos. En Pioneer Girl… pensado para una audiencia adulta, la cosa es diferente y ya no hay lugar para la magia, que se termina hasta tal punto, que la obra incluye sórdidas escenas de abuso doméstico, triángulos amorosos que terminan muy mal y un papá no tan bueno que estalla en cólera cada vez que se acerca a su botella de whisky, lo que sucede muy a menudo. Quién lo hubiera pensado, ¿verdad?
No es la primera vez que se hace un intento de publicar este lado B de la historia. Ya a mediados de los años 30, la autora trató de hacerlo junto con su hija, pero todos los intentos fallaron. No se fuera a destruir el sueño americano de un país que aún trataba de levantarse de la llamada “Gran Depresión”. Los originales se conservaron en la Casa Museo de Laura Ingalls, en Missouri durante décadas, y solo ahora serán publicados.
Muchas de las historias que salieron en la serie fueron ficcionalizadas u omitidas, y eso es lo que se conocerá ahora: como la escena en que Laura y su hermana ayudan a su padre a diseccionar al cerdito de la familia y arrojan su vejiga (a modo de macabro juego) contra una pared. Así que, en un punto, Pioneer Girl se puede leer como ese texto de no ficción que después se ficcionalizó para la televisión. Algo así como “la verdadera historia de…”. En los borradores de esta obra, Laura Ingalls también habla de sus vecinos, que tampoco eran todos buenos: sobre todo el que quemó su cama y ató a su mujer de los pelos a ella. Así la encontró el señor Ingalls cuando fue a ver qué pasaba en la casa de enfrente. No era tan idílico el Oeste americano después de todo: en la autobiografía, también se puede ver el intenso daño que hizo en Minnesota la plaga de saltamontes, que fue el verdadero motivo por el que la familia se tuvo que “exiliar” a la pradera. ¿Pensaban que habían ido en busca de flores y paz?
La editora de la obra, Pamela Smith Hill, ha dicho que los nostálgicos fans de La Familia Ingalls, podrán conocer a la verdadera familia que se escondía tras los personajes de ficción. Es una historia honesta que nos cuenta la historia de la Familia Ingalls. ¿Era necesaria tanta realidad?
Por Bárbara Alvarez Plá
Fuente: http://www.clarin.com/sociedad/Abusos-verdadera-historia-Familia-Ingalls_0_1197480336.html