Una oscura modalidad de captación de chicas jóvenes a través de juegos en internet presuntamente para redes de trata de personas avanza en el país y una causa testigo está archivada en la Justicia Federal, con una familia desesperada por recuperar a su hija que se encuentra en España. En 2009, Miranda tenía 16 años y vivía con sus padres y hermanos en una ciudad del Partido de la Costa: una excelente alumna, era muy tímida y tenía un reducido grupo de amigos, cuentan sus íntimos. Comenzó a «chatear» a través de un juego en la red social Facebook con una española mayor de 40 años y sus cambios de actitud se hicieron evidentes; apenas cumplió 18 años viajó al país europeo sin aviso. Su familia denunció el hecho como un posible caso de captación con fines de trata, sin embargo la Justicia no avanzó en pericias o medidas concretas, y el temor es que actualmente sufra explotación por parte de una red que comercializa películas pornográficas. El caso es paradigmático de una modalidad creciente, que mezcla el delito de «grooming» (acoso a menores en Internet) y el accionar de grupos mafiosos internacionales que desarrollan técnicas coercitivas, aprovechando la vulnerabilidad de adolescentes y su exposición en las redes sociales. El abogado Daniel Monastersky, especialista en delitos informáticos, contó que «a pesar de que la legislación argentina cuenta con una herramienta contra el grooming, la justicia aún no está capacitada para reaccionar en tiempo y forma cuando se producen las captaciones, que son muy sofisticadas». Precisó el letrado que el país está «muy atrasado» en desarrollar estrategias de concientización en la población para prevenir estos hechos delictivos, dramáticos para muchísimas familias. En declaraciones a Diario Popular, la madre de Miranda (el nombre es ficticio para proteger su identidad), expresó: «Cuando todo esto se inició, cinco años atrás, aún no era masivo el uso de Internet o juegos en línea, entonces tardamos en reaccionar y darnos cuenta que el problema estaba dentro de casa». La mujer contó que la captación de su hija fue «a través de la computadora, por parte de una mujer adulta que sedujo e influyó de manera absoluta» a la joven, como parte de «una estrategia siniestra de captación». «Hasta ese momento, Miranda no había tenido novio, tampoco iba a bailar. Era muy reservada. Gran alumna. Todas sus notas era 9 o 10. Y de golpe se volvió más hermética, no admitía a nadie en la computadora. Nos preocupamos todos. Luego encontramos conversaciones entre ambas, terribles, de alto contenido sexual y mucha manipulación», dijo la madre de la joven. Y agregó: «En ese punto se dio una gran crisis dentro de nuestro grupo familiar. Le prohibimos el contacto. Ella me pidió por favor hablar con su amiga en España una vez más. No sabíamos lo que enfrentábamos». Lo que parecía el punto final, fue en realidad un nuevo comienzo dado que la mujer adulta tomó una identidad falsa, de una joven de 19 años, y el contacto con Miranda continuó y lo profundizó. «Pensamos que había terminado. Duró dos meses. Miranda comenzó a decirme que se iría a España al cumplir los 18 años. Nos desesperamos, no entendíamos nada. Apenas los cumplió se fue de casa a vivir a Buenos Aires. Estuvo algunos meses trabajando. Yo la visitaba cuando me lo permitía». Dijo la madre que desde España le mandaban celulares de última generación, por lo que captación continuaba, sin límites, hasta que ella descubrió que era maltratada por la mujer española, quien la defenestraba, hasta que la convenció para que fuera a España. Para el especialista Monastersky, «el caso de Miranda es paradigmático de una modalidad que ya tenemos instalada en Argentina y que debemos abordar con urgencia, porque claramente exhibe la fusión entre el delito de grooming y las técnicas de captación de grupos delictivos que aprovechan la vulnerabilidad de jóvenes para realizar un profundo lavado de cabeza y finalmente explotarlas».
Mafia capta chicas vía redes sociales para redes de trata de personas
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