La atracción que se suele sentir por personas que no nos van a corresponder, es un sentimiento miserable pero a la vez irresistible. Cada vez que se piensa en ese modelo del amor lejano pero tan deseable, el corazón late con rapidez y nos sentimos vivos.
Es el anhelo por la dulce tortura, que hace que el enamoramiento tome los matices de una telenovela, que trae emociones a nuestra vida. Sin embargo, se puede curar estos sentimientos tan notables pero tortuosos comprendiendo alguna de las bases que los originan.
Deseo de una historia de amor única
A pesar de que en la actualidad todo el mundo replantea lo que es el amor, la mayoría de las personas desean tener una historia amorosa única. Y como en el subconsciente colectivo lo hemos alimentado con dramas y giros que nos colocan en un torbellino de emociones.
Es el apego a una infelicidad que al mismo tiempo nos hace muy felices. Es como ser adicto a la adrenalina de los desengaños.
La esencia del deseo
Cualquier manual de psicología básica, explica que el sentimiento del deseo aumenta con lo lejanía. Esto quiere decir que deseamos tener lo que no está a nuestro alcance.
Esto puede explicarse con un ejemplo consumista. A veces deseamos algo como un celular. Lo vemos en la vidriera y lo queremos tener. Cuando finalmente lo compramos, ya no es tan interesante y no tiene la misma atracción.
La vanidad herida
Todos deseamos ser amados, deseados y valorados. Y en ocasiones, cuando alguien no nos corresponde, este sentido de vanagloria persiste en buscar a esta persona para reparar esta vanidad herida.
Entonces, se comienza la búsqueda de su presencia, como si se tratara de algo indispensable e inaudito de olvidar. Es un complejo sentimiento subjetivo que puede tenerte suspirando por alguien a quien no le interesas.
La idea de escasez
Todos tenemos un modelo interno de cómo debe ser esa persona a la que vamos a amar. Y en nuestro inconsciente le colocamos tantas características y valores únicos que la hacen especial.
Finalmente creemos que ese tipo de persona no abunda, y por ende, cuando hay una especial, parece ser la única oportunidad para amar. Tal vez estamos cerrando nuestros ojos a la presencia de alguien mejor en un universo de posibilidades.