Los precios en la Costa Atlántica aumentaron al ritmo de la inflación y obligaron a las familias a adaptarse para poder hacer rendir el presupuesto. Compras en los supermercados de la ruta y comidas en el hogar ayudan a pasar un verano “gasolero”. «Sin comer afuera, gastaremos unos $ 400 por día -dicen-. Ahora, si salís a comer afuera se te va el doble o más”, explica un turista que pasa sus días de descanso en Pinamar. En la playa, un choclo con manteca pasó de costar 15 a 20 pesos en comparación al año pasado. En el caso de los churro, el incremento se notó de mes a mes: $5 en diciembre y $8 en enero. Una carpa, por quincena y siempre en Pinamar, cuesta $ 11.400, mientras que la semana sale $ 5320 y el día $900. Para una quincena de sombrilla hay que desembolsar $ 5700 y por día $ 550. En el Parador Hemingway, de Cariló, una quincena de enero $ 6800, la semana $ 4500 y el día $ 600. Para hacerse de una sombrilla hay que pagar la semana 3500 y el día 400. No obstante, es importante destacar que ya están todas ocupadas. La diferencia respecto de otras ciudades balnearias se refleja en los menús de los paradores: mientras que una porción de rabas se puede pagar en Pinamar unos $95, en Cariló cuesta $ 130, o en el caso de una hamburguesa completa a $ 88 en el primero y $ 116 en el otro. El clásico licuado se consigue a poco más de $ 50 en todos lados, una ganga si se lo compara con los $ 300 que se pueden llegar a pagar en Punta del Este. Por su parte, Bariloche arrancó la temporada con precios entre un 20 y un 30% más caros que el verano pasado, pero aún así, según el secretario de Turismo municipal, Fabián Szewczuk, «por debajo de la costa atlántica».
Los precios en la Costa Atlántica aumentaron al ritmo de la inflación
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