Suben a 50% el impuesto para compra de autos de alta gama

Por: Pablo Jiménez Los u$s 1.576 millones de reservas del Banco Central que se perdieron desde el inicio del mes hasta el jueves es una de las cosas que mas preocupó al Jefe de Gabiente, Jorge Capitanich, y al equipo del flamante ministro de Economía, Axel Kicilloff. Esa sangría en las arcas del Banco Central hizo que a dos días de asumir se tome la primer medida en pos de comenzar a frenarla: desalentar la compra de autos y embarcaciones de lujo y jets privados.

Para esto se giró a la Cámara de Diputados un proyecto de ley que eleva el gravamen que pagan estos muebles suntuosos. El texto establece una alícuota del 50% sobre los automóviles concebidos para el transporte de personas (excluidos los autobuses, colectivos) los preparados para acampar y los chasis con motor y motores para los vehículos precedentes, cuyo precio sin impuestos es superior a $170.000 y cuyo precio de mercado (venta en consecionarias) es actualmente mayor a $236.700.

Hasta ahora eran considerados autos de lujo, los vehículos que se venden al público a más de $190.000. Esos bienes pagan en la actualidad una alícuota de 10% para los nafteros y 12,5% para los impulsados por motor diesel.

Además, el texto, que modifica la ley 24.674 de impuestos internos, promueve que en el caso de las motos se aplique una alícuota de 30% cuando su precio sin impuestos se encuentra entre los $22.000 y $40.000 y en 50% cuando su precio sin impuestos supere los $40.000.

En el caso de las embarcaciones concebidas para recreo o deportes y los motores fuera de borda se establece una alícuota del 30% cuando su precio sin impuestos se encuentra entre los $22.000 y $170.000 y del 50% cuando su precio sin impuestos sea superior a $170.000.

Finalmente, en el caso de las aeronaves, aviones, hidroaviones, planeadores y helicópteros concebidos para recreo o deporte, se establece una alícuota del 50% cuando su precio sin impuestos sea superior a $170.000.

En la medida trabajaron toda la semana Capitanich y Kicillof y la ministra de Industria, Débora Giorgi y el jueves fue aprobada por la presidente Cristina de Kirchner tras una reunión con el jefe de ministros.

Más temprano, en su espacio de contacto matutino con la prensa, Capitanich había adelantado el envío del texto y había asegurado que desde ahora «quien quiera comprar bienes de lujo pagará más». Y había remarcado que se iba a buscar la forma de «desincentivar la adquisición de los mismos». Ese anticipo fue clave ya que muestra que se desterró la idea de aplicar un tipo de cambio diferente para la importación de estos bienes y aleja fantasmas de desdoblamiento cambiario.

Más allá de que el impuesto se aplica tanto a los autos de producción nacional como los importados, el objetivo está puesto sobre estos últimos y el impacto que provocan en las reservas. En el año se había disparado la venta de autos de alta gama importados ya que se compran a un tipo de cambio oficial, es decir que tienen el mismo dólar que los autos importados que no son suntuosos. Hay que recordar que hasta fin del mes pasado se habían patentado 842.159 vehículos y el 60% son importados, aunque no todos de lujo.

Si bien los autos de alta gama se seguirán importando al tipo de cambio oficial (hoy $6,09) el precio final se eleva sensiblemente y para el comprador sería como importarlo a un dólar de $ 9,14, mucho más cercano al dólar blue.

• Turismo

Como es un impuesto requiere si o si ser tratado por el Congreso de la Nación. Se diferencia así del 20% que se cobra como adelanto de impuesto a las Ganancias y Bienes Personales en los consumos con tarjetas de crédito y débito efectuados en el exterior del país, así como también a paquetes turísticos, pasajes y otros servicios vinculados. En esa oportunidad fue una normativa de la AFIP.

Respecto al turismo justamente podría ser otra de las decisiones a tomar. Desde hace meses se evalúa elevar ese monto al 40%, pese a que Ricardo Echegaray lo negó en varias oportunidades. Esta medida parecería en mayor sintonía con la anterior y más probable que la implementación de un «dólar turista» con un tipo de cambio más elevada que el oficial.

Otra versión indica que también se podría limitar el monto de uso de tarjeta de crédito en el extranjero. En este caso se podría poner un tope para pagar en pesos los consumos en moneda extranjera (se convierten al tipo de cambio oficial) y en caso de que exceda ese monto el titular del plástico debería saldarlo con dólares billete que deberían estar depositados previamente en su cuenta bancaria. Así se busca desalentar los viajes y consumos al extranjero así como también cortar el boom de compras por Internet que se dio en los últimos meses principalmente de mercaderia proveniente de Estados Unidos y China.

Muestra del intenso goteo de dólares que se dio por el uso con tarjetas en el exterior es que en el mes de octubre el gasto fue de u$s 616 milllones, un aumento de casi 100% respecto a igual mes de 2012.

Dicho por el propio Capitanich, es de esperar que las medidas se tomen progresivamente y no se arme ningún «plan grandilocuente», aunque en el Gobierno son concientes que la pérdida de divisas por el turismo es importante y quedó claro que se van a priorizar los dólares destinados a la producción.

Fuente > http://www.ambito.com/noticia.asp?id=717280