La jornada del lunes se tornó en un drama para la familia Cabrera, cuando cinco jóvenes argentinos, todos primos y con edades entre los 12 y 22 años, se adentraron en el peligroso mar de La Serena, conocido por sus corrientes traicioneras. Alejandro, oriundo de San Juan, estaba disfrutando de un día de relax con sus familiares cuando la situación se volvió crítica.

Un héroe involuntario en la playa

La valentía de Francisco Boldo, un obrero chileno que pasaba por la zona, destacó en medio del caos. Al escuchar los gritos de desesperación de una madre, no dudó en lanzarse al agua. «Escuché que todos sus hijos estaban en problemas, así que solté mi bicicleta y me tiré al mar», relató Boldo.

A pesar de las difíciles condiciones, logró rescatar a cuatro de los cinco jóvenes. «Sostuve a tres de ellos a flote durante unos 30 minutos hasta que llegó la Marina», agregó con pesar, recordando cómo uno de ellos se le escapó de las manos.

Actuaciones coordinadas en la búsqueda

Las autoridades chilenas, incluyendo la Armada, bomberos y equipos de Defensa Civil, están plenamente involucradas en la búsqueda de Alejandro. Las operaciones abarcan tanto el mar como la costa, mientras que un grupo de pescadores se une al esfuerzo, llenando de esperanzas a la familia.

Alejandro ha vivido en La Serena desde hace un año junto a su hermano Facundo, quien describió la situación como abrumadora. «Mi hermano está perdido, pero seguimos con la esperanza de encontrarlo», expresó Facundo, quien también relató el estado de lesiones de otros familiares involucrados en el accidente, incluyendo un hermano que aún se encuentra hospitalizado.

La complicada dinámica familiar

Los Cabrera son una familia numerosa, con seis hermanos en total. A pesar de ser argentinos, tienen la nacionalidad chilena heredada de sus abuelos. Facundo se trasladó a la playa después del incidente para apoyar a su madre, quien se encuentra en estado de shock.

Mientras continúan las labores de búsqueda, la esperanza de encontrar a Alejandro con vida disminuye cada hora, pero su familia se aferra a ese último hilo de fe.

Las autoridades y rescatistas siguen empleando tecnología moderna, como drones, para facilitar la búsqueda en un área que se ha vuelto cada vez más crítica debido a la creciente marea.