El «Retrato de Elisabeth Lederer» de Klimt bate récords en subasta, alcanzando los 236 millones de dólares
Una obra de arte moderna de Gustav Klimt se ha convertido en la más valiosa jamás vendida en una subasta, capturando la atención del mundo del arte y estableciendo un nuevo hito.
Un hito en el mundo del arte
El «Retrato de Elisabeth Lederer», pintado entre 1914 y 1916, alcanzó un asombroso precio de 236,4 millones de dólares en una subasta de Sotheby’s en Nueva York el 18 de noviembre. Esta venta no solo lo acredita como el cuadro más caro de Klimt, sino que también lo coloca como la obra de arte más valiosa en la historia de las subastas.
Superando récords anteriores
Esta increíble cifra eclipsa el precio de 108 millones de dólares que se pagó en 2023 por «Dama con abanico», y supera al famoso retrato de Marilyn Monroe de Andy Warhol, que se vendió por 195 millones en Christie’s en 2022.
El encanto del retrato
Este retrato de casi dos metros se destaca por su profunda intensidad psicológica y la belleza enigmática de su protagonista. Elisabeth, hija de prominentes mecenas de Klimt, es representada con una figura alargada que se envuelve en un vestido de seda blanca, evocando un aire de misterio y elegancia.
Una obra que desafía el tiempo
A diferencia de las suntuosas pintadas durante su «período dorado», este retrato presenta una riqueza estética más oculta. La obra fue incautada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y permaneció oculta durante años, hasta su reaparición en el mercado en la década de 1980.
Detalles que trascienden lo visual
El retrato, creado durante los turbulentos años de la Primera Guerra Mundial, absorbe la influencia de diversas culturas a través de su diseño ornamentado. La fusión de elementos orientales en el vestido de Elisabeth, junto con motivos que recuerdan al arte biomórfico, proporcionan una mirada fascinante sobre el vínculo entre la historia y la identidad.
Un simbolismo profundo
Klimt, conocido por su complejidad, logra entrelazar poder y vulnerabilidad en su representación de Elisabeth. Este retrato no solo representa belleza, sino un diálogo entre la mitología antigua y la ciencia moderna, reflejando su interés por conceptos biológicos que estaban emergiendo en su tiempo.
La historia detrás de la obra
La vida de Elisabeth Lederer también está marcada por el significado de su retrato. A medida que la opresión nazi aumentó, ella se vio forzada a crear una identidad falsa para sobrevivir, afirmando que Klimt era su padre biológico. Este acto de valentía destaca la complejidad de la historia que rodea a la obra, enriqueciendo su legado.
El poder del arte en la memoria
El «Retrato de Elisabeth Lederer» es un testimonio del talento transformador de Klimt y sigue resonando en nuestros días, convirtiéndose en un ícono que trasciende el tiempo y el espacio. Su reciente subasta subraya no solo el valor monetario del arte, sino también su capacidad para contar historias profundamente humanas.
