Las ofensivas se intensifican

El gobierno de Gustavo Petro, que prometió un enfoque pacífico con grupos armados, ha visto un fuerte aumento en las operaciones militares en los últimos meses. Sin embargo, estos bombardeos han traído consigo un trágico precio: la muerte de 15 menores en distintas acciones desde agosto, según reportes de Medicina Legal.

Una estrategia en plena controversia

Analistas critican el giro en la política del presidente hacia una postura militar más agresiva al enfrentar a las guerrillas, que han incrementado su poder y territorio. Este cambio ha llevado a la muerte de menores, muchos de los cuales no superaban los 15 años. La Defensoría del Pueblo ha expresado su preocupación, señalando que «ningún niño, niña o adolescente debería verse afectado por operaciones militares».

La justificación del gobierno

Petro ha defendido las operaciones asegurando que se alinean con el Derecho Internacional Humanitario, indicando que suspender los bombardeos podría resultar en un aumento de reclutamientos de niños por parte de los capos del narcotráfico. El presidente, quien lamentó las muertes, confrontó a la Defensoría por su llamado a detener los ataques: «Es doloroso perder a menores de edad y llevaré ese pesar en mi conciencia».

La amenaza del reclutamiento infantil

Colombia enfrenta nuevamente la crisis del reclutamiento forzado. Grupos armados, como el Estado Mayor Central de las FARC, han intensificado sus esfuerzos por reclutar niños, aprovechando su vulnerabilidad en zonas desprotegidas. Varios informes indican que los conflictos han llevado a un alarmante aumento en el número de menores reclutados, con evidencias que sugieren crecimientos de hasta el 1200% desde la pandemia.

Impacto de las ofensivas militares

Los ataques aéreos, como el ocurrido en Guaviare el 10 de noviembre, han resaltado la necesidad de revisar las estrategias militares del gobierno. En esta operación, que resultó en la muerte de 19 guerrilleros, siete de los cuales eran menores, se encendieron alarmas sobre la dirección de la política de defensa de Petro en un período electoral cada vez más tenso.

Una nueva política de «zanahoria y garrote»

La política de seguridad de Petro ha sido descrita como un enfoque de «zanahoria y garrote», donde se mantienen diálogos a la vez que se intensifican las acciones militares. Este cambio de dirección ha generado preocupación sobre si estas tácticas están en conflicto con el objetivo de proteger la vida de los menores y avanzar hacia la paz.

El futuro incierto del país

Frente a un contexto de violencia en aumento, expertos indican que el gobierno carece de horizontes claros para recuperar la legitimidad y el control territorial. La combinación de presiones internas y externas, especialmente de Estados Unidos, para demostrar resultados contundentes ha llevado a Petro a decisiones complejas, donde el costo humano de las acciones militares continua siendo una preocupación central.