Incendio en Ezeiza: El combo explosivo de una limpieza inadecuada y sustancias peligrosas
El incendio que devastó parte del polígono industrial de Ezeiza fue un trágico recordatorio de los peligros que representan las sustancias químicas mal manejadas. Con nuevos detalles revelados a casi una semana de la explosión, la investigación apunta a fallos críticos en la manipulación de materiales.
La tragedia, que dejó a su paso destrucción y alarmas en la comunidad, comenzó con un derrame de peróxido de hidrógeno. Este líquido, al combinarse con otros químicos, generó una reacción explosiva que resonó a 15 kilómetros a la redonda, afectando tanto a empresas como a residencias en Carlos Spegazzini.
Fallos en la limpieza: un error costoso
Fuentes judiciales han indicado que se investiga una posible contaminación entre varias sustancias. Los peritos finalizaron la recolección de muestras, pero quedaron residuos inflamables que requieren la intervención del ministerio de medio ambiente.
Según testimonios, todo comenzó cuando un contenedor intermedio de peróxido se perforó, provocando un derrame que se fue acumulando en palés de madera. La limpieza, aparentemente apresurada y deficiente, dejó la madera impregnándose de un material altamente reactivo.
Desencadenantes del desastre
Un especialista en el manejo de sustancias químicas explicó que si el peróxido no se elimina inmediatamente, puede comenzar a calentar la madera, lo que eventualmente provoca un incendio. «La limpieza debió ser meticulosa, de lo contrario, con el paso de las horas, el riesgo de ignición aumenta», agregó.
Los palés, al estar en contacto con el peróxido y cerca de fósforos rojos, fueron el punto de ignición de un incendio que se avivó rápidamente. Imágenes del incidente mostraron un humo rojo alarmante, evidenciando la peligrosa combinación de químicos en el lugar.
Errores en el almacenamiento de químicos
A pesar de las primeras sospechas sobre el fósforo rojo, este se encuentra normalmente en envases herméticos, lo que dificulta un derrame a menos que sufra un golpe severo. Sin embargo, la empresa acumulaba nocivos contenedores de fósforo rojo y blanco en la misma nave que el peróxido, una decisión que presenta innumerables riesgos.
Los informes también indican que el peróxido no se encontraba en una batea de contención, lo que permitió que el líquido se esparciera sobre la madera, aumentando exponencialmente las posibilidades de un accidente grave.
Falta de capacitación: un problema subyacente
Un ex empleado de la compañía manifestó que la falta de formación adecuada para el personal fue un factor crucial en esta tragedia. La empresa, al despedir a trabajadores con experiencia y reemplazarlos con personal nuevo y sin capacitación, creó un entorno propenso a errores. «Esta situación es como jugar a la ruleta rusa», expresó.
Además, comentó que el proceso de obtención de licencias para operarios no está siendo ejecutado de forma rigurosa, lo que incrementa el riesgo de accidentes en un entorno donde el conocimiento y la experiencia son fundamentales.
