Las Bolsas internacionales continuarán su firme pendiente iniciada en el primer día de 2016 y cerraron la jornada con un retroceso mayúsculo que en el caso de Europa promedió más del 3%, en tanto continúa el retroceso imparable del precio del petróleo y crece la preocupación ante el peligro de una nueva recesión a nivel global. La situación bursátil general y el ininterrumpido declive del precio del crudo, que hoy tocó un mínimo de 27 dólares el barril, llegando a caer un 5% y tocando los niveles de 2003, está generando un clima de preocupación y pesimismo en los centros económicos y políticos, máxime por la fragilidad que exhibe China. En Europa esto se reflejó en una extraordinaria caída del índice FTSE de la Bolsa de Londres, que perdió un 3,46%, lo mismo que en la de París cuyo índice CAC 40 se dejó un porcentaje casi igual del 3,45%. En el caso de la Bolsa de Frankfurt, el retroceso fue algo menor pero muy significativo, un 2,82%, en tanto que las acciones en la Bolsa de Zurich perdió un 3,13%, casi el promedio de la caída sufrida por el conjunto de los mercados accionarios del Viejo Continente. La mayor debacle la sufrió el índice MIB de la Bolsa de Milán, una plaza muy golpeada por las pérdidas sufridas por los papeles de los bancos, y cerró 4,83% abajo, un panorama muy similar al vivido hoy por la Bolsa de Madrid cuyo índice IBEX 35 concluyó con una disminución del 3,20%, muy golpeado también por las acciones de las entidades financieras. Entre los mercados del Norte de Europa, la Bolsa de Estocolmo marcó una caída máxima al cierre del 3,09%, mientras que el índice AEX de la Bolsa de Amsterdam cerró con una baja del 2,93%. En Asia, las acciones también se derrumbaron, aunque hoy dio la nota la Bolsa de Shanghai moderó sus bajas y cerró con un retroceso de sólo el 1,03%, en tanto que el índice Nikkei de la Bolsa de Tokio perdió un 3,71%, en línea con lo ocurrido también con el índice Hang Seng de la Bolsa de Hong Kong, que retrocedió un 3,82%. El dólar siguió fortaleciéndose hoy frente a la gran mayoría de divisas mientras el flujo de capitales de los mercados emergentes sigue incrementándose en dirección a los países desarrollados, en particular Estados Unidos, sobre todo después de la decisión de la Reserva Federal de subir la tasa de interés el mes pasado. Por su parte, el temor a un agravamiento de la crisis financiera internacional volvió a ganar el ánimo de inversores, analistas y gobernantes, después de que el FMI rebajó dos décimas las previsiones de crecimiento para 2016 y 2017, alimentando así la carrera de fondos hacia refugios como el oro y la deuda pública de los grandes Estados. Pero también preocupa el contexto de volatilidad en los mercados, azuzados por la desaceleración económica y el parón productivo en China que, junto con la caída del petróleo, crea más y más dudas sobre el futuro de la política monetaria de Estados Unidos que, hasta al momento, parece decidido a seguir aumentando de manera progresiva la tasa de interés de la Reserva Federal. El oro es prácticamente el único activo físico que ha visto subir significativamente su valor ya que desde comienzos de este año, o sea en apenas tres semanas, ha ganado un 3,5% frente al dólar. Con el derrumbe del precio del petróleo, los temores a una mayor desaceleración e incluso a una recesión internacional va ganando terreno, debido a que el golpe que esto asesta a las naciones productoras revertirá a plazo en una demanda inferior de bienes y servicios de las naciones desarrolladas lo cual, a su turno y como ya se está viendo, repercutirá en una caída del comercio mundial.
Nuevo derrumbe de bolsas internacionales por la caída del precio del petróleo
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