El Jefe de Estado subrayó la importancia de mantener viva la memoria de aquel genocidio para que no se repita en la historia de la humanidad, y recordó que el hecho de que en la Argentina reside la comunidad judía más importante de Latinoamérica es una muestra de la diversidad cultural, convivencia y tolerancia que existe en el país. El Presidente compartió las historias personales de una de las mayores tragedias humanas con Sara Rus, Eugenia Unger, y otros sobrevivientes de la Shoa, que acudieron a la convocatoria en la Casa Rosada junto a hijos, nietos y bisnietos. También participó el secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación, Claudio Avruj. El miércoles próximo será el Día de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, en tanto que hoy se inaugurará un monumento alusivo en la Plaza de la Shoá, Av del Libertador 3851. El presidente Macri le regaló un ramo de flores y felicitó especialmente, por cumplir hoy 89 años, a Sara Rus, cuya historia de vida estuvo signada por una doble tragedia: haber estado en el campo de concentración de Auschwitz y ser madre de un hijo desaparecido durante la dictadura argentina. Madre de Plaza de Mayo, Rus recibió en 2008 el premio Azucena Villaflor que otorga el Gobierno Nacional y fue declarada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en 2010. Nació en Lodz, Polonia, en 1927, era hija única de Jacobo (de profesión sastre) y Carola Laskier y transcurrió una infancia tranquila hasta que el ejército nazi invadió su país en 1939 y la envió a trabajar a una fábrica de sombrero con tan sólo 12 años. Los militares rodearon su casa en 1944 y trasladaron a su familia a Auschwitz, donde la confinaron a una barraca de la que apenas salía diariamente para ser contada junto a otras mujeres, muchas de las cuales perdieron la vida en esa prisión. Después de dos meses en Auschwitz, fue ubicada para trabajar en una fábrica de aviones en Alemania. Viajó clandestinamente a la Argentina, vía Paraguay, junto a su madre y su marido, Bernardo, con quien tuvo dos hijos: Daniel, que nació el 24 de julio de 1950, y Natalia que llegó al mundo en 1955. Sin embargo, el 15 de julio de 1977, a las 14.30, Daniel fue secuestrado en la puerta de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), donde trabajaba. Eugenia Unger tiene 89 años, llegó al país en 1949, vivió en el Gueto de Varsovia, pasó por varios campos de concentración – entre ellos Auschwitz – y al final de la guerra pesaba 27 kilos. Es fundadora del Museo del Holocausto/Shoá de la Ciudad de Buenos Aires y su labor como educadora le valió ser reconocida por la Legislatura porteña como Personalidad Destacada en el campo de los Derechos Humanos. Arrestada por los nazis, Unger llegó a Majdanek, luego estuvo en Auschwitz-Birkenau, donde participó de la Marcha de la Muerte, y más tarde en Ravensbruk, Rehov, Malahov. Junto a su madre las las alojaron en barracas repletas, enfrentó enfermedades propias del hacinamiento, la contaminación y de la falta de alimentación, hasta que escapó al final de la guerra Ingresó clandestinamente a la Argentina, con su pequeño hijo, y más tarde llegó su marido, David Unger, uno de los combatientes del levantamiento contra los nazis. Francisco Faivel Wichter tiene 89 años, es polaco, y su historia estuvo signada por ser uno de los que integró la lista de Oscar Schindler, el alemán que salvó de la muerte a unos 1200 judíos y cuya historia fue llevada al cine por el director Steven Spielberg. Ante el Presidente, Wichter relató parte de su tragedia y la marca que le dejaron en la piel los nazis para quitarle su personalidad y darle el número 105.262KL, como cita el prólogo de su libro Undécimo Mandamiento. Estuvo en varios campos de concentración, perdió a toda su familia en el Holocausto, y en 1947 llegó a la Argentina pasando primero por Paraguay.
Macri se reunió con sobrevivientes del Holocausto
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