Ya cuando el río Paraná alcanza los 6,50 metros en Puerto Barranqueras el camino costero de 32 kilómetros de la isla comienza a ser cubierto por el agua en diversos tramos y sus habitantes empiezan a prepararse para afrontar la inundación, sabiendo que otra vez quedarán aislados. Hoy el hidrómetro marcó 7,15 metros, 65 centímetros más que el nivel de alerta, y los pronósticos de la Administración Provincial del Agua del Chaco indican que la creciente «podría seguir así hasta fin de febrero o principios de marzo». Ante este panorama, cerca de 150 isleños cruzan de lunes a sábado el río Paraná hasta la localidad correntina de Paso de la Patria en un servicio gratuito que sostiene el municipio durante una hora y media a la mañana y la misma cantidad de tiempo por la tarde para luego desde ahí emprender camino a la capital chaqueña por vía terrestre. «Es un catamarán con capacidad para 40 pasajeros y embarcaciones menores sirven de transporte de personas, comestibles, medicamentos y lo que se necesite traer», afirmó el intendente José Luis García, en declaraciones a Télam y recordó que la última inundación así de prolongada ocurrió en 1991. Ahora el 99 por ciento de las 11.604 hectáreas de la isla están bajo agua de esta creciente que el intendente marcó «destruyó mucho: hoy quedan 600 animales de los 6.500 que había antes de la inundación porque la mayor parte del ganado vacuno y equino se pudo trasladar hasta Las Palmas». Las actividades rurales de subsistencia de cría de aves de corral, ganado porcino, cultivos de hortalizas fueron imposibilitadas por la creciente como también la tarea de ladrilleros y pescadores que ahora dependen totalmente de la ayuda gubernamental. «Es enorme la tarea que están realizando los trabajadores municipales junto a empleados de los ministerios de Desarrollo Social y de Gobierno de la provincia porque 1.200 habitantes dependen directamente de nuestra asistencia, otras 700 se sostienen con propios recursos y 600 abandonaron la isla», destacó García. Por ello señaló que con la población que decidió quedarse «la situación es atípica y diversa: hay que estar atento al caso de una mujer embaraza para que salga a tiempo de la isla, traer remedios para enfermos, alimentos para las personas evacuadas y también para los animales. Esto, todo junto, no es fácil y es mucho el esfuerzo que todos estamos haciendo». El jefe comunal dijo que quienes se fueron «dejaron sus casas, que estaban ubicadas en diversos lugares que fueron cubiertos totalmente por las aguas, y prefirieron ir a domicilios de parientes en lugar de estar en los albergues del municipio con la esperanza de regresar a sus hogares cuanto antes». «Hay 1.900 personas como animales encerrados en un recinto de casi 100 hectáreas que no están acostumbradas a vivir así por un tiempo tan prolongado y todos debemos hacer concesiones para afrontar la situación», indicó García. La Isla del Cerrito es un lugar histórico: es la única porción del territorio nacional donde flamearon banderas del Paraguay, Brasil y la Argentina, como sucedió en tiempos de la «Guerra de la Triple Alianza» por su ubicación estratégica frente a la confluencia de los ríos Paraná y Paraguay. Y también porque en la isla funcionó entre 1939 hasta el año 1974 la colonia para dermatosos «Maximiliano Aberastury», denominado usualmente como «leprosario» que en los años 60 fuera retratada por el periodista, escrito y militante político Rodolfo Walsh. Desde entonces empezó a construirse lentamente una mejor imagen con el propósito de ser «la isla del sol», un lugar donde en septiembre se desarrolla anualmente el torneo pesca del dorado y donde salvo en épocas e inundaciones se puede visitar con fines turísticos.
La vida en la Isla del Cerrito, donde 1.900 personas están aisladas por inundaciones
Que opinas? Deja tu comentario