Lali Espósito en el mejor momento de su vida

Después de “un año de gran aprendizaje” y diez días “de unplugged total” en el Caribe –tendida en Turks and Caicos–, Lali Espósito (24) deshizo valijas. Play list en tres dispositivos. Cámara de fotos. Bálsamo de labios. El libro Amor y anarquía (Martín Caparrós). Una reconfirmación:“Encontré un amor irrefrenable“. Y un top secret aún más inviolable que los detalles de su love-trip: el nombre de su perfume.

–¿Cuáles fueron las grandes lecciones de 2015?
–Aprendí a reconocer mis límites como profesional.

–¿Los tenías…?
–¡Y cuántos! Muchas veces me sentí un robot. Por ejemplo, en mi proyecto musical que nació tan personal, sufría si me perdía alguna reunión para activar lo que había anotado en mi libretita. Supe decir “no puedo todo”, elegir con quiénes me rodeo y delegar: una buena señal de que voy domando el ego.
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Más de dos tercios de su vida en un set le valen dos definiciones. 1) Exito: “Enfoque más constancia más no-queja”. 2) Fama: “El resultado de lo que los demás ven de uno, lo que creen que sos”. Es por eso que subraya la diferencia: “Lali es la famosa; Mariana, la misma de siempre”.
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–¿Qué perdió esa Mariana de siempre por ser Lali?
–Tal vez, momentos fundamentales en la vida de mis afectos. ¿Cómo hacerles entender que a veces no llego? Sufro. Esta realidad te vuela del mapa. Mi mejor amiga dejó de serlo porque no toleró mi ritmo… En fin, también aprendí que un amigo es quien te acompaña también en las buenas.

–¿Cuál es el ejercicio para mantenerte en eje?
–Ser como soy. La no necesidad de ser alguien más te libera. Juro que es más fácil confundirse. Y en este medio, confundirse es una decisión. Yo sigo mis dos premisas: no obligarme, no mentirme. Uno de mis salvavidas es el asado familiar de los domingos, en Banfield. Siempre digo que la verdad está en esa mesa. En ese entorno de clase media que supo definirme, una nueva palabra de mi sobrinito o un gol de mi hermano son tan importantes como un estadio lleno.

–¿Seguís negada a la terapia?
–Sí. Prefiero continuar un rato más en la inconsciencia, disfrutando de momentos parecidos a cuando bailaba frente al espejo… ¡que todavía lo hago! (se ríe)
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–Cada amor nos redefine. ¿Cuál es el sello Martínez?
–Al lado de Mariano me siento más mujer, una mina con la fuerza para hacerse responsable de lo que sea. Con él aprendí a abrazar, y no sólo a dejar que me abracen. Encontré un amor que no puede explicarse.

–¿Cómo se enamora a Mariana Espósito?
–Creo en la libertad, en elegir estar con alguien sin encierros ni tormentos, sabiendo que caminamos juntos hasta donde tengamos ganas. Me enamora el hombre a quien pueda confiarle mi realidad más cruda, que no me desconecte de lo simple y real. En este ambiente todo es tan anormal, que si no fuese así enloquecería.

–El romanticismo no rankea…
–¡Cero! si me regalás flores me descostillo de risa. Pero con Mariano empecé a atender y valorar la caballerosidad. Es un caballero nato: el de correrte la silla o abrirte la puerta. Se ocupa de mi comodidad las veinticuatro horas. Me enamora que sea un tipo real, sin capas, con toda su timidez y su genialidad.

–¿Qué importancia tiene el sexo en tu vida?
–¡Extrema! Porque lo ligo al amor, y nadie hace nada bien sin amor. Ahí soy entregadísima, la más valiente. Es un ámbito de extrema libertad, tal vez el más libre que tengamos.

–¿Y queda energía para eso?
–¡Toda!
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Por Sebastián Soldano. Fotos: Christian Beliera y Alejandro Carra

Fuente http://www.gente.com.ar/actualidad/lali-esposito-en-el-mejor-momento-de-su-vida/19278.html