Aguirre, de 63 años, es una de las políticas españolas más populares y más odiadas de las dos últimas décadas, período en el que fue ministra de Cultura en el gobierno de José María Aznar, en la segunda mitad de los 90, presidenta del Senado nacional, en los años siguientes, y presidenta de la región de Madrid hasta 2012. La posición de Aguirre comenzó a decaer tras la derrota electoral del PP del año pasado y terminó de derrumbarse cuando hace unos días agentes de la Guardia Civil española entraron en la sede del partido en Madrid, y realizaron un allanamiento en busca de pruebas para demostrar la red de financiación ilegal que habría sostenido al oficialismo en las últimas décadas. Las denuncias no son nuevas. En 2012, Aguirre renunció «por razones de salud», sin embargo, muchos analistas vieron en esa decisión el inicio de una creciente presión judicial sobre uno de los referentes más poderosos del PP. Tras negar una y otra vez las denuncias de corrupción, la ex líder del gobierno madrileño ofreció hoy una improvisada conferencia de prensa en Madrid y aseguró que, dada la gravedad de las noticias publicadas en los últimos días, debía renunciar. Explicó que «la gente quiere gestos» y su obligación es «asumir» la responsabilidad política, aunque reiteró que no tiene «ninguna responsabilidad material» ni puede «ser procesada por nada» en el juicio que pesa sobre el PP madrileño. Entre los investigados se destaca, además, el ex gerente del PP madrileño Beltrán Gutiérrez, todavía empleado del partido y una de las personas de mayor confianza de Aguirre durante años. Según las investigaciones en curso, el PP madrileño recibía comisiones de empresarios para conseguir licitaciones u otros tratos preferenciales, una dinamita que la Justicia española está demostrando en otros procesos que se repitió en gran parte del país, inclusive a nivel nacional con los liderazgos del ex presidente de gobierno, José María Aznar, y el actual líder nacional que pelea por continuar en el cargo, Mariano Rajoy. La renuncia de Aguirre es un duro golpe para el oficialista PP, en especial ahora que los socialistas del PSOE intentan formar gobierno y cambiar de color político al gobierno nacional.
Esperanza Aguirre renunció a la presidencia del PP, por denuncias de corrupción
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