Pantalla Pinamar: «El encuentro de Guayaquil», destinada a la polémica

El origen está en la obra teatral homónima de Pacho O’Donnel para dos personajes, que en el cine son más de 70 y, según el director Capelli lo que le interesó fue «bajar del bronce» a esos héroes de la Patria Grande y mostrarlos como seres humanos con sus grandezas y miserias. “El encuentro de Guayaquil”, una mirada posible sobre la reunión entre San Martín y Bolívar «Literalmente yo lo perseguí a Pacho (O’Donnel) durante toda una Feria del Libro después de haber hecho junto a Juan Redondo ‘Matar a Videla’, que fue mi ópera prima, ya que había visto la obra de teatro que hacían Lito Cruz y Rubén Stella y sentí que esa era la segunda película que tenía que hacer», comentó el director a Télam. Capelli describió la pieza como «intimista», con sólo dos personajes que discutían la historia de América latina y ese relato que lo impresionó tanto «terminó siendo una película con 70 actores y ése fue el principio, con una historia que se sigue repitiendo a lo largo de estos años y hace que el filme no pierda vigencia». «El proceso para filmar la película fue largo, no muy distinto de lo que suele pasar con el cine nacional, pero fueron más de cuatro años -estimó-, entre la investigación que realizamos con O’Donnel, aunque él antes había investigado muchísimo, sobre las cartas entre San Martín y Bolívar y los personajes que los rodeaban, y en base a eso empezamos a conocer las ‘voces’ de estos hombres.» Según Capelli, «en la escuela nos habían enseñado que San Martín era prácticamente Súperman (y de Bolívar no tanto porque se trataba de ocultar bastante), así que nos interesaba mostrar la cara de San Martín no tan conocida aunque gracias al revisionismo ahora está un poco más presente, con sus dificultades, con sus vicios, con sus aciertos». «Cuando salimos de la proyección, entre las primeras personas que se acercaron a saludarnos había un señor muy circunspecto que me frena y me dice: ‘Un prócer como San Martín con cinco mujeres distintas en una sola película, usted es un hijo de puta’; era un hombre muy amable, de buen porte, y yo le contesté: ‘Muchas gracias, probablemente’ (risas)», recordó. Es que según el director no se supone que los próceres hicieran el amor y eso era un desafío para él y sus colaboradores, que necesitaban mostrar «era que San Martín, Bolívar, O’Higgins, Las Heras, Remedios Escalada y otros personajes que conforman ese mundo eran seres humanos, como todos nosotros, y eso me parece que lo hace más interesantes». «Porque fue un ser humano el que se puso en la espalda, con una enfermedad tremenda, el compromiso de dar esa pelea de liberar los países de América del Sur, y eso fue lo que nos llevó tanto tiempo investigar para tener la información necesaria y no hacer agua; y la historia muestra que los enemigos son los mismos de siempre», estimó. Sobre la factura de su filme la calificó como «un camino difícil, porque a medida que pasaba el tiempo íbamos cambiando todo; arrancamos pensando que la película iba a ser la obra de teatro, pero después nos dimos cuenta que lo teníamos que lograr era mostrar cómo habían llegado, en qué circunstancias, San Martín y Bolívar a esa reunión». «Entonces descubrimos algo que pudo llegar a ser un plan revolucionario, ya que ambos atraviesan los mismos escollos e inconvenientes desde diciembre de 1816 hasta el momento en que se encuentran, cuando inician sus campañas libertadoras aprovechando el contexto internacional que se les daba; y además decidimos que sus mujeres tenían que tener un papel muy importante, porque de lo contrario la historia hubiera sido diferente», sentenció.