“Llego a los Juegos en mi mejor momento, con madurez y experiencia. Ya fui a uno y aprendí a tomarlo con responsabilidad”, indicó el santafesino. Chiaraviglio era la joya del atletismo argentino durante la década del dos mil, tras consagrarse como campeón del mundo juvenil en Beijing 2006. Sin embargo, lesiones graves, malos resultados, rendimientos muy por debajo de sus expectativas, sumado a la pérdida de sponsors, lo hicieron pensar en abandonar el atletismo. Pese a eso, la actualidad del atleta lo coloca en un sitio desde donde los deportistas de alto rendimiento no suelen regresar. Germán superó el salto en 5m60, clasificó para el Mundial del 2015 con su mejor marca en siete años (5m65) y en mayo, por invitación, brilló y logró la medalla de bronce (5m60) en una cita top, la Diamond League de Doha. Luego llegó la plata en los Panamericanos con un majestuoso 5m75 y el arribo a la final del Mundial de atletismo. “Me sorprendió mi 2015. Yo esperaba un buen año, pero ni loco tanto, lo mejor de todo es que lo pude disfrutar. Estoy muy feliz”, cuenta a los 28 años. Respecto a sus expectativas en el comienzo del 2016 y como objetivo los Juegos de Río, Chiaraviglio es consciente que no debe obsesionarse con lograr un resultado histórico. “Me ilusiona pero trato de no pensar sólo en eso. Nunca fui de obsesionarme, de volverme loco, porque las expectativas te perjudican. Un Juego Olímpico es muy importante, pero no es la vida o la muerte”, aseveró. “Disfruto del camino, el proceso, por eso voy paso a paso, dándole importancia a las giras y las competencias previas. Ahí está la clave, de lo contrario te llenas de mucha presión”, agregó. El atleta argentino tiene claro dentro de la cita olímpica que soñar con repetir su clasificación a la final, como sucedió en el Mundial del 2015, no es imposible. “Apuntar a una final olímpica es algo muy difícil, pero se puede viendo el año que tuve”, reconoció. Respecto a los momentos complicados en la carrera deportiva, Chiaraviglio manifestó que tocó fondo en “2009 y 2010, donde fue lo peor. Saltaba 20 ó 30 centímetros menos que de chico”. “Me dolía mucho el pie, los médicos no me daban un diagnóstico alentador y realmente no sabía si iba a volver a saltar como antes. No veía una salida”, indicó el atleta que con Weber Sainr Gotard ayuda al club de atletismo de donde se inició, Velocidad y Resistencia, en su provincia natal. Sin embargo Chiaraviglio encontró “un renacer desde el interior” de su persona y con ayuda de su psicólogo Marcelo Márquez y el equipo de trabajo comenzó a darle importancia “a la parte mental, a la cabeza, para recuperar la confianza perdida. Resultó importante”. “Fui volviendo de a poco, recuerdo que en un momento el objetivo no era un Juego Olímpico sino trotar sin dolor. No fue fácil. Pero siempre mantuve mi motivación, el saber que yo lo había hecho alguna vez, que si se me iba el dolor, podía volver al alto nivel”, cerró.
Chiaraviglio y los Juegos: “Mi meta es la final”
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