“Sus esposos se lo pensarían dos veces antes de golpearlas porque la mujer podría vender las tierras, recoger el dinero y marcharse de casa”, explica el economista Klaus Deninger que presentará el informe en la conferencia sobre tierra y pobreza que comenzará este lunes en Washington, según un cable de la agencia Europa Press. Allí los expertos del Banco Mundial y más de 1.400 delegados de ONGs, gobiernos y sector privado discutirán cómo incentivar esas ventajas, particularmente en las regiones subsaharianas, donde menos de una de cada 5 mujeres posee terrenos. Estudios previos del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas apuntan que si las propiedades actuales disfrutaran del mismo acceso a los recursos que los hombres, el número de hambrientos en el mundo descendería en 150 millones de personas. Los expertos encuentran dos motivos fundamentales: el papel instrumental que juegan las mujeres a la hora de gestionar el uso de los terrenos en las zonas subsaharianas donde ellas son las más implicadas en el trabajo de la tierra y la recolección de alimentos; y que las mujeres propietarias suelen ser más ahorradoras que sus contrapartes masculinos. Más de la mitad del terreno cultivable del mundo todavía está en manos masculinas, por la vigencia de una vetusta tradición de género.
La violencia intrafamiliar y la pobreza bajan en tierras que son propiedad de mujeres
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