El papa Francisco repudió hoy la violencia «ciega y brutal» del terrorismo que derrama sangre inocente en el mundo, abogó por la convivencia entre palestinos e israelíes, condenó que no se dé acogida a los refugiados y pidió que el pueblo venezolano pueda encontrar «formas de diálogo y colaboración entre todos». En su mensaje pascual, el pontífice argentino llamó a la paz y la convivencia en el mundo e hizo referencia a las situaciones de violencia y guerra que viven país como Siria, Ucrania, Irak, Yemen, Libia, Nigeria, Chad, Camerún, Costa de Marfil y Venezuela. «Las crónicas diarias están repletas de informes sobre delitos brutales, que a menudo se cometen en el ámbito doméstico, y de conflictos armados a gran escala que someten a poblaciones enteras a pruebas indecibles», lamentó, por lo que instó a «a reanudar con mayor vigor la construcción de caminos de reconciliación con Dios y con los hermanos, que tanto necesitamos». El Papa expresó su cercanía a «las víctimas del terrorismo, esa forma ciega y brutal de violencia que no cesa de derramar sangre inocente en diferentes partes del mundo, como ha ocurrido en los recientes atentados en Bélgica, Turquía, Nigeria, Chad, Camerún y Costa de Marfil». «Que lleve a buen término el fermento de esperanza y las perspectivas de paz en África; pienso, en particular, en Burundi, Mozambique, la república Democrática del Congo y en el Sudán del Sur, lacerados por tensiones políticas y sociales», precisó. Francisco insistió en pedir que su mensaje pascual se proyecte «cada vez más sobre el pueblo venezolano, en las difíciles condiciones en las que vive, así como sobre los que tienen en sus manos el destino del país, para que se trabaje en pos del bien común, buscando formas de diálogo y colaboración entre todos». Tras impartir la bendición «Urbi et Orbi» desde el balcón de la logia central de la basílica de San Pedro, el Papa leyó su mensaje pascual reiteró su preocupación por esa «muchedumbre cada vez más grande de emigrantes y refugiados, incluyendo muchos niños, que huyen de la guerra, el hambre, la pobreza y la injusticia social». «Estos hermanos y hermanas nuestros, encuentran demasiado a menudo en su recorrido la muerte o, en todo caso, el rechazo de quien podrían ofrecerles hospitalidad y ayuda», cuestionó. El Papa reclamó a que la próxima Cumbre Mundial Humanitaria «no deje de poner en el centro a la persona humana, con su dignidad, y desarrollar políticas capaces de asistir y proteger a las víctimas de conflictos y otras situaciones de emergencia, especialmente a los más vulnerables y los que son perseguidos por motivos étnicos y religiosos». Francisco pidió también compasión «hacia los hambrientos y sedientos, los extranjeros y los encarcelados, los marginados y descartados, las víctimas del abuso y la violencia», y rogó «que la imagen del hombre nuevo, que resplandece en el rostro de Cristo, fomente la convivencia entre israelíes y palestinos en Tierra Santa, así como la disponibilidad paciente y el compromiso cotidiano de trabajar en la construcción de los cimientos de una paz justa y duradera a través de negociaciones directas y sinceras». «Que el Señor de la vida acompañe los esfuerzos para alcanzar una solución definitiva de la guerra en Ucrania, inspirando y apoyando también las iniciativas de ayuda humanitaria, incluida la de liberar a las personas detenidas», agregó.
Pascua: el Papa lamentó «la ciega y brutal» violencia
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