La mandataria de Brasil, Dilma Rousseff, atraviesa la peor crisis de su gobierno y asegura que “no va a renunciar”. La jefa de Estado denunció el proceso de juicio político que el Congreso lleva adelante en su contra. «No soy una mujer frágil. Mi vida no fue eso. Piden que renuncie para evitarse el mal trago de tener que echar de forma ilegal a una presidente elegida. Piensan que tengo que estar muy afectada, desconcertada, muy presionada. Pero yo no estoy así, no soy así», afirmó. «Un impeachment sin base legal es un golpe. Rompe el orden democrático. Por eso es peligroso», consideró. La mandataria se refirió también a la designación de su predecesor, Lula da Silva, al frente de la Casa Civil, un cargo que en Brasil es una suerte de jefe de Gabinete. El nombramiento fue fuertemente criticado debido a que es considerado una protección para el ex presidente, investigado por corrupción por el magistrado de Curitiba Sergio Moro. «Pensar que porque es ministro se escapa de la justicia es ver un problema donde no lo hay. Supongamos que es cierto, que viene a protegerse. Qué protección más extraña, diría yo, ya que puede ser investigado por los magistrados del Supremo Tribunal Federal. Y no son mejores ni peores que un juez de primera instancia. Lo que pasa es que no quieren que venga. Pero Lula viene, como ministro o como asesor, de una manera o de otra, pero viene, nadie lo va a impedir», manifestó.
Dilma Rousseff denunció un intento de golpe de Estado
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