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viernes, noviembre 22, 2024
En el adicional y con escándalo, Central perdió en Colombia y se quedó afuera
En el adicional y con escándalo

En el adicional y con escándalo, Central perdió en Colombia y se quedó afuera

Enviado especial Rosario Central guapeó en Colombia, donde intentó hacer valer el triunfo por 1 a 0 del partido de ida en el Gigante de Arroyito, pero en el descuento y cuando ya amasaba la clasificación a las semifinales de la Copa Libertadores por segunda vez en su historia, Atlético Nacional, que había empezado perdiendo el partido antes de los 10 minutos, alcanzó el 3 a 1 necesario como para quedarse con el pasaje a la próxima instancia que frustró las ilusiones del bravo conjunto ‘canalla’. El planteo inteligente que realizó Rosario Central pudo más que el fútbol atildado de Atlético Nacional, un equipo con riqueza técnica superior a la media de los participantes de esta Copa Libertadores 2016, pero todo duró 45 minutos, los primeros de un partido plagado de emociones. Es que el conjunto de Eduardo Coudet se hizo fuerte en defensa con la solidez de sus marcadores centrales Esteban Burgos y Alejandro Donatti, más Pablo Álvarez que le tocaba ‘bailar con la más fea’ por izquierda ya que debía soportar al endiablado Alejandro Guerra, al que controlaba con tanto esfuerzo como oficio. Y por derecha, como tenía más resuello porque repartía una y una con el ex Vélez Sarsfield Jonathan Copete, el ‘Chacho’ le permitía a Víctor Salazar que se soltara en ataque, tratando de sorprender en pos de un tanto como visitante que empezara a allanar el camino hacia las semifinales. Tan buena fue esta opción que antes de los 10 minutos el objetivo estuvo cumplido, ya que Salazar pisó el área colombiana seguido por Copete, que lo acompañó hasta allí, se resbaló ante el amague del pibe de Central con tal mala suerte que su mano derecha impactó contra la pelota y devino en el tiro penal que Marco Ruben transformó en la apertura del marcador con un remate a la izquierda del buen arquero argentino Franco Armani, que se arrojó sobre su derecha. Después de la conquista y pasado el cuarto de hora, Central replegó sus líneas y presionó a los colombianos en la mitad de cancha con la ubicuidad de Damián Musto, la prodigalidad de Walter Montoya y el encomiable esfuerzo de Germán Herrera, que dejaba solo a Ruben para que complicara con su entrega y se dedicaba a ayudar en la marca a los dos volantes bajando hasta su propio campo. De allí que el equipo argentino soportaba el hostigamiento local, que se caracterizaba por su fútbol de toque, rotación y fluidez por los costados, sin que el arquero uruguayo Sebastián Sosa pasara apremios, porque la verticalidad no es precisamente una característica de juego de los dirigidos por Reinaldo Rueda. El técnico colombiano leyó entonces el partido y sus necesidades y no tuvo empacho en sacar antes de los 35 minutos a su volante estrella, el pelilargo Sebastián Pérez, que está en la carpeta de incorporaciones de, nada menos que el Barcelona español, para colocar en su lugar a un jugador con más presencia en el área rival como Orlando Berrío. Y cuando restaban solamente dos minutos para el final de la etapa inicial se produjo un hecho que iba a cambiar el curso de la noche: se lesionó Pablo Álvarez y en su lugar ingresó Cristian Villagra, frío y de urgencia, algo inconveniente para un marcador de punta que encima tiene a un delantero tan incisivo por el ‘Lobito’ Guerra para controlar. Y del dicho al hecho hubo un muy corto trecho, porque sobre los 45 minutos Guerra desbordó justamente a Villagra y envió un centro bajo que Macnelly Torres conectó dentro del área chica para anotar el empate justo cuando el árbitro uruguayo Daniel Fedorczuk ya planeaba enviar a los 22 jugadores a los vestuarios. Pero si este golpe ‘incomodó’ a Central, ni que hablar cuando a los cinco minutos del período complementario falló Donatti dentro del área por única vez en la noche y el venezolano Guerra, la figura del encuentro con pasado en Juventud Antoniana, de Salta, aprovechó para vulnerar la resistencia de Sosa. A partir de entonces quedaron 40 minutos en los que Central se resignó a sufrir, un poco por imperio de la superioridad de su adver

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