La mayor investigación por corrupción de la historia de Brasil, que ya había salpicado al ex secretario de Transportes argentino Ricardo Jaime involucra también al ex ministro de Planificación Federal de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, Julio De Vido. El ex director de operaciones internacionales de Petrobras, Néstor Cerveró, uno de los testigos más importantes de la causa, relató reuniones con el ex ministro argentino en su explosiva declaración testimonial ante la justicia, luego de firmar un acuerdo de «delación premiada» con la Procuración General de la República. La declaración fue realizada a principios de año y fue presentada ante la Corte Suprema brasileña el pasado 26 de enero por el procurador general, Rodrigo Janot, pero aún no había sido oficializada por la Corte y por ello estaba guardada bajo siete llaves. A principios de este mes, finalmente, el ministro Teori Zavascki, relator del caso en el tribunal, decidió finalmente incorporarla al expediente. Cerveró fue un alto directivo de Petrobras entre 1975 y 2014 y está preso desde enero del año pasado, cuando fue detenido en el aeropuerto internacional de Río de Janeiro tras volver de un viaje a Londres. Desde entonces ya acumula dos condenas por lavado de dinero dictadas por el juez Sérgio Moro, por las que puede pasar más de doce años preso. Pero a fines del año pasado decidió comenzar a colaborar con la justicia como delator: delató a tanta gente que el expediente con su declaración tiene nada menos que 167 páginas, que el pasado 2 de junio fueron oficializadas por la decisión del juez Zavascki, que canceló el secreto de sumario. Tres de esas páginas se refieren a la venta de Transener a la empresa Electroingeniería, de reconocidos vínculos con el gobierno kirchnerista, confirmando y ampliando informaciones que ya habían aportado otros «arrepentidos». Hay un hecho insólito en la historia de esta declaración de Cerveró: el ex senador Delcídio de Amaral, que era presidente de bloque oficialista en el senado brasileño hasta el año pasado, fue detenido en noviembre —como era senador y tenía fueros, la Corte Suprema tuvo que autorizar la detención— luego que ser grabado por Bernardo Cerveró, hijo del ex directivo de Petrobras, ofreciéndole 50 mil reales y ayuda para que su padre se escapara del país a cambio de que no lo mencionara en su declaración. Pero sí lo mencionó — a él y a buena parte de la dirigencia política brasileña. Después, el propio Amaral también hizo un acuerdo con la fiscalía y delató a medio mundo, del gobierno y de la oposición. Las fichas del dominó continúan cayendo. En las páginas 92 a 94 de su declaración, Cerveró recuerda que, cuando Petrobras compró la empresa argentina Perez Companc en 2002 —operación por la que afirma que el gobierno del entonces presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso recibió de Gregorio Pérez Companc 100 millones de dólares de coima—, adquirió junto a ella la empresa Transener, compañía líder en nuestro país en transporte de energía eléctrica de alta tensión, que opera el 95% de las líneas y comunica la Argentina de norte a sur. Pero, de acuerdo con el ex funcionario, en 2007, el gobierno kirchnerista comenzó a hacer «una presión muy grande» para que Petrobras vendiera Transener, alegando razones de seguridad nacional, tema que llegó a ser acordado en las más altas instancias, con la participación de la entonces presidenta del consejo de administración de Petrobras, Dilma Rousseff, y el ministro de Planificación Federal Julio De Vido, que hablaba en nombre de Néstor Kirchner. El holding Electrobrás, una sociedad anónima de economía mixta y capital abierto bajo control accionario del estado brasileño, pretendía comprarle la empresa a Petrobras, pero el gobierno argentino se opuso. Apareció entonces una oferta de un fondo de inversión norteamericano y, en una reunión que se realizó en sus oficinas del Ministerio de Planificación Federal, De Vido le dijo a Cerveró que «estaba todo arreglado» para que se co
Ex directivo de Petrobras involucró a De Vido en Lava Jato
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