Luego de una mejora en 2010, desde el año siguiente la pobreza entre los menores de 17 años subió en forma continua hasta alcanzar el 40,4% a fines de 2015. En tanto, si se proyectan estas cifras a abril de este año cuando la UCA calculó la pobreza total -subió del 29 al 32,6% por la mayor inflación y la caída del ingreso real de la población- la pobreza infantil ascendería a casi el 45%. En total son más de 5.500.000 de chicos que viven en hogares con ingresos por debajo de la linea de pobreza. “Se consideran en situación de pobreza monetaria todos los niños/as pertenecientes a hogares cuyos ingresos familiares no permiten adquirir en el mercado una canasta de bienes y servicios básicos valuada en $ 7.033 mensuales. Esta situación, que incluye a la población en situación de indigencia, en 2015 alcanzaba al 40,4% de la población de niños/ as y adolescentes”, dice el Informe denominado “Infancias con Derechos Postergados” elaborado por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA. La mayor pobreza infantil con relación a la de los padres se debe a que en los hogares pobres las familias son más numerosas y el escaso ingreso debe alimentar a más gente. Además, este alto número de chicos pobres es un factor de reproducción de la pobreza por el impacto cultural, educativo y laboral negativo que implica criarse en un ambiente de carencias básicas. Como en todo promedio, el 40,4% de pobreza entre los niños esconde realidades muy disimiles. En el Gran Buenos Aires sube al 47%, mientras en la Ciudad de Buenos Aires es del 15%. La pobreza infantil se focaliza en los hogares sostenidos tanto por trabajadores precarios, donde la pobreza infantil trepa al 68%, como de “clase obrera integrada” (trabajadores registrados) que registra 44% de pobreza entre los niños. En cambio es muy baja, del 11% entre la clase media no profesional y cero entre los profesionales. El Informe aclara que los números son más adversos, ya que afectan al 56,2% de los menores si se considera la “pobreza multidimensional”. Este tipo de pobreza además del ingreso de las familias toma en cuenta otros 6 factores: alimentación, saneamiento, vivienda digna, atención de la salud, educación y derecho a la información. Esta medición multidimensional responde “a un enfoque más integral del desarrollo humano y social y viene siendo impulsada desde diferentes organismos internacionales, entre los que se destacan UNICEF y CEPAL”. Por ejemplo, “en 2015, el 49,9% de la infancia y adolescencia urbana en la Argentina vivía en un medio de vida insalubre, tanto por problemas de contaminación ambiental o consecuencia de la cercanía de fábricas y/o basurales, proximidad a lugares de quema de basura o existencia de plagas”. Y el 42% reside en viviendas con problemas de saneamiento porque no accede en su vivienda a cloacas, o ala red de agua corriente y /o no tiene inodoro con descarga de agua”.
La pobreza supera el 40% entre los menores de 17 años
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