Propuesta Controvertida: Impuesto al Gas Metano Genera Debate en la Legislatura de Buenos Aires
La legisladora de Unión por la Patria, Lucía Klug, ha desatado una intensa polémica al plantear la creación de un impuesto dirigido a productores ganaderos que no implementen planes para mitigar la emisión de gas metano, un potente contribuyente al cambio climático.
El proyecto, que ha cobrado relevancia en los últimos días, sugiere establecer una «Tasa Ambiental al Gas Metano» (TAMBA), la cual estaría sujeta a la cantidad de ganado que posee cada productor. Klug argumenta que el metano, producido durante la digestión de los rumiantes, tiene un efecto de calentamiento 21 veces más potente que el dióxido de carbono y persiste en la atmósfera entre 10 y 12 años. Esto genera preocupación no solo por su impacto ambiental, sino también por su efecto adverso en el sector agropecuario frente a sequías e inundaciones.
Reacción de los Críticos y Defensores de la Propuesta
La propuesta ha sido objeto de burlas en algunos medios, quienes la denominaron “impuesto a los pedos de las vacas”. En respuesta, Klug defendió la seriedad del tema y subrayó la importancia de abordar el cambio climático de manera efectiva. Aseguró que la recaudación del impuesto se destinaría a un fondo específico para la reducción de emisiones de metano y residuos sólidos urbanos.
El diputado electo Juan Grabois, aliado de Klug, también tomó la palabra. Criticó a los medios que han minimizado la importancia del metano y resaltó la paradoja de que, en un país conocido por su producción ganadera, haya una disminución en el consumo de carne. Su mensaje en redes sociales cuestionó las acciones de la industria y la falta de control sobre las emisiones de los feedlots.
La Visión del Gobierno
El Gobierno, a través del secretario de Producción, Pablo Lavigne, descalificó la propuesta. Argumentó que implementar nuevos impuestos perjudica la producción local y contradice los esfuerzos de Argentina por posicionarse como líder en la exportación de carne. Lavigne enfatizó que el país se encuentra en condiciones de ofrecer productos de calidad, incluso en un contexto global de déficit de carne.
La controversia en torno a la propuesta de Klug pone de manifiesto la necesidad de encontrar un equilibrio entre la producción agropecuaria y la sostenibilidad ambiental. Mientras algunos apoyan medidas más estrictas para abordar el cambio climático, otros consideran que tales iniciativas podrían amenazar el desarrollo económico del sector.
