Entra en la categoría del rejuvenecimiento vaginal -que la ex vedette Alejandra Pradón popularizó como «el bisturí para volver a ser virgen»-pero en lugar de ajustar los músculos internos -vaginoplastia- se hace una corrección en los labios menores, que son más grandes que los mayores y sobresalen.
El dato del crecimiento de las labioplastias -que acá ya representan el 2,5% del total de los procedimientos estéticos- lo aporta la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS). Ubica a Argentina en el puesto número 16 del ranking mundial de los países donde la gente más se opera. Así, las cirugías íntimas femeninas, la ginecoestética, que muchas no se animan a contar a nuevas parejas, están de moda en nuestro país.
Que las vaginas se vean así tiene razones genéticas -empieza a notarse en la pubertad- o son resultado del uso de ropa muy ajustada, después de los partos (por una mala sutura de la espisiotomía), problemas de infecciones, grandes cambios hormonales y hasta la presencia de un piercing que fue estirando los labios menores. Por eso, los especialistas aclaran que no debe tomarse como una «anormalidad» si el paciente no lo siente así. Es estética.
«Me molestaba al verme. No sabía que era un ’problema’ hasta que la escuché en la tele a Adabel Guerrero contando que se había ’cortado un excedente’, literal. Era lo mío. Consulté a un cirujano mediático y me saco el sombrero por él porque me vio y me dijo que él no me iba operar. Que era muy poquito lo que me sobresalía y que era de exquisita«, dice una chica de 33 años de Las Cañitas que, tres años después, fue otro cirujano «también famoso» que aceptó hacerle la labioplastia en su clínica de Recoleta. Ese segundo médico, detalla, también le dejó una enseñanza.
«Me dijo: ’No lo necesitás. Pero el 95% de las cirugías estéticas no se necesitan. Son para la autoestima’. Fue una de las mejores decisiones que tomé en mi vida.» Es la única cirugía estética que se hizo y no planea hacerse más.
En esta era de «porno para mujeres» y los videos que llegan por WhatsApp, hacen que la mujer tenga un punto de comparación. «En un vestuario, como sí pasa con los hombres, no se están mirando las vaginas unas a otras como para hablar de algo ’normal’ o ’anormal’. No es un problema de salud, la mayoría de las veces es estético y por la pornografía desde el 2000 aumentaron considerablemente estas cirugías genitales. Pero hoy están en auge total», explica el reconocido cirujano Guillermo Blugerman, del Centro Médico B&S y uno de los fundadores de la Sociedad Latinoamericana de Ginecología Estética y Funcional (SOLAGEF).
En el 90% de las pacientes que llegan a él por esta cirugía íntima lo hacen, en primer lugar, «por complejo» y después, por «incomodidad».
«La hipertrofia produce desde el ’bulto’ visible con ropa interior hasta que se mojen las piernas al hacer pis porque la orina choca con los labios menores largos, sangrados por el roce constante de los labios con la ropa y, algo muy común, -aclara Blugerman- es el dolor al tener sexo: el labio se mete en la vagina y provoca tironeos. Pero también está la parte psicológica y que hacerlo es una moda».
La mujer que tienen los labios menores exageradamente largos es más propensa a tener infecciones y alteraciones de la sensibilidad genital. En promedio, quienes consultan en Argentina tienen 35 años y la mayoría son madres. Pero es indistinto hacerse la labioplastia antes o después de tener hijos. A nivel mundial, el 37% de las consultas fueron «puramente por estética», un 32% por «alteraciones anatómicas o funcionales» y un 31% fueron por causas mixtas: «cierto grado de molestias y estética».
En la Ciudad de Buenos Aires el procedimiento cuesta, en promedio, $ 39 mil. Similar a la vaginoplastía. «Pero si la paciente se hace las dos cirugías, el precio final no es $ 78 mil sino $ 59 mil», detalla Fernando Felice, cirujano plástico y director del Centro Vesalio. El costo de operarse la vagina es menor que el de «hacerse las lolas» – en promedio, $ 65 mil- pero si el rejuvenecimiento vaginal es completo, es más caro que operarse la nariz, la segunda cirugía más común en el país y que en promedio sale $ 45 mil.
La labioplastia dura aproximadamente 20 minutos y puede realizarse con anestesia local o con sedación. Menos el ejercicio físico, las actividades normales pueden retomarse antes de las 48 horas y no hay que sacar puntos: se reabsorben. «No se pierde sensibilidad», sigue el cirujano.
Las contraindicaciones son: cáncer vulvar y enfermedades psiquiátricas como la dismorfofobia (mujeres que creen que tienen los labios inferiores largos y no es así). Y las complicaciones pueden ser hematomas, sangrado, infección o que las suturas se abran.
Y tal es el nivel de sofisticación de la labioplastia que también se puede combinar con una corrección de los labios mayores. Por $ 25 mil.