Nicolás Maduro asumió su segundo mandato al frente de Venezuela en medio de un fuerte repudio internacional. Ni la OEA, los países del Grupo de Lima, EEUU o UE reconocieron su mandato por lo que el contexto genera mucha incertidumbre interna. Apoyado en los militares – o en la «unión cívico-militar», como dice el chavista- Maduro busca legitimarse en cada intervención.
En este contexto, el lunes 15 de enero dio un discurso ante cientos de soldados que se preparan para el Ejercicio Militar Soberanía 2019. Allí, repitió sus promesas de prosperidad. Claro que convencer a los venezolanos de que todo irá mejor con él en el poder no es tarea sencilla si se tiene en cuenta que el país con las mayores reservas petroleras del mundo atraviesa la peor crisis económica que haya sufrido en su historia moderna. Es que, además de la escasez de comida y medicinas, los venezolanos lidian con una hiperinflación que según el FMI alcanzará el 10.000.000% en 2019.
Esta vez, en vez de recurrir a la «guerra económica», Maduro cambió el discurso. En tono serio afirmó que había viajado al futuro. Y no sólo dice que viajó, sino que asegura que volvió con buenas noticias: «Tengan la certeza de que todo saldrá bien y de que saldremos más fuertes y más sabios de toda esta coyuntura. Tengan la seguridad. Se los digo con certeza. Ya yo fui al futuro y volví y vi que todo sale bien y que la unión cívico-militar le garantiza la paz y la felicidad a nuestro pueblo«.