En Villa Carlos Paz, dos madres han presentado denuncias tras detectar comportamientos preocupantes en sus hijas, que asisten a un jardín de infantes en el barrio La Quinta. Las mujeres acusan a la escuela de no colaborar con la investigación y lamentan la inacción del sistema judicial. Buscan respuestas a través de una movilización programada para este viernes.

En una entrevista exclusiva con el programa Última Pregunta de Radio Continental Córdoba, María y Lola, nombres ficticios para proteger la identidad de las menores, compartieron sus angustiosas historias sobre lo ocurrido el 19 de mayo de 2025, revelando las secuelas traumáticas que enfrentan desde entonces.

María narró el desconcierto que sintió al recoger a su hija del jardín y encontrar una mancha de sangre en su ropa interior. «Al principio, ella no quiso hablar y lloraba. Temí que necesitara atención médica», recordó, lo que la llevó a llevarla de urgencia al Hospital Gumersindo Sayago. Allí, los médicos activaron un protocolo al descubrir que la niña había sufrido un posible abuso sexual, lo que llevó a María a presentar una denuncia esa misma noche.

Lola también vivió una situación alarmante: en la madrugada del 20 de mayo, su hija experimentó episodios que parecían convulsiones, relacionados con un gran estrés emocional. Al recibir la evaluación médica, los especialistas confirmaron que no existían causas físicas y sugirieron que el origen era emocional. Junto a María, Lola decidió llevar el caso ante la justicia.

La falta de apoyo institucional

Ambas madres coinciden en que la respuesta de la escuela no solo fue insatisfactoria, sino que amplificó su angustia. María solicitó acceso a las grabaciones de las cámaras de seguridad, pero el representante legal de la institución se negó, argumentando que esto era para proteger la privacidad de otros niños. «Me preguntó para qué las quería y me instó a esperar a la justicia», explicó María, quien se sintió frustrada por la falta de apoyo.

Lola, en múltiples reuniones con las autoridades del jardín, también sintió que no le estaban brindando la atención adecuada y, en una ocasión, fue reprimida por intentar informar a otros padres sobre la situación. «Nos hicieron sentir culpables, como si estuviéramos vulnerando los derechos de nuestras hijas», comentó Lola, indignada.

El trabado proceso judicial

Las denuncias fueron presentadas en dos fiscalías distintas, lo que ha llevado a que las investigaciones no avancen como ellas esperaban. «No hemos tenido avances significativos en los últimos meses, lo que intensifica nuestra desesperación», comentó María. «He tenido que contratar a un abogado para obtener información sobre el estado del caso, lo que debería ser responsabilidad de la justicia».

Lola comparte esta frustración y señala que la falta de rapidez en las acciones judiciales es desalentadora. «No entiendo por qué no han allanado la escuela ni tomado testimonios relevantes», expresó. «Las familias merecemos respuestas rápidas en casos tan delicados».

El efecto en la vida familiar

Esta situación ha impactado profundamente a ambas familias. María, quien cría sola a su hija, confesó que se siente emocionalmente exhausta y desamparada. «Es abrumador tratar de ser fuerte cuando sientes que estás sola en esta lucha», afirmó. Por su parte, Lola, que es madre de otra hija adolescente, se siente igualmente perdida en medio de este caos. «Todo ha cambiado en casa. No sé cómo actuar», admitió.

A la fecha, las niñas siguen recibiendo apoyo psicológico; sin embargo, la hija de María decidió no regresar al jardín. «No quiere volver, y respeto su decisión», aseguró. En cambio, la hija de Lola sigue asistiendo a la escuela, impulsada por la necesidad de estar con sus amigos, mientras su madre planea un cambio de institución educativa para su bienestar.

Convocatoria a movilización

Indignados ante la falta de respuestas, un grupo de padres ha organizado una protesta a las puertas del jardín para este viernes a las 14:00, buscando sensibilizar a las autoridades sobre la urgencia de esclarecer los hechos. «Queremos entender qué sucedió con nuestras hijas», demanda Lola, enfatizando que su intención no es culpar a nadie sin pruebas concretas.

La situación revela las dificultades que enfrentan las familias que sospechan de abusos en entornos educativos. Las madres expresan su anhelo de que este caso sirva para reveer protocolos y garantizar la seguridad de todos los niños. A medida que dos pequeñas y sus familias esperan respuestas, la comunidad se unirá en busca de justicia y verdad.

Al cierre de esta nota, la institución educativa aún no ha emitido un comentario sobre los sucesos denunciados por las protagonistas.

Se preservan los nombres de las madres y la institución educativa para salvaguardar la identidad de las niñas involucradas, conforme a su solicitud y la de su abogado.