Luego de la confusión, las autoridades aclararon que se trató de un solo atacante -no tres, como se creyó al principio-: David S., un germano iraní de 18 años, sin vínculos con el yihadismo islamista, aunque interesado en grandes matanzas. El ministro de Interior, Thomas de Maizière, confirmó que en la habitación del atacante hallaron documentos sobre la matanza de jóvenes socialistas perpetrada un Utoya por el ultraderechista noruego Anders Behring Breivik, de la cual ayer se cumplieron cinco años. También había material sobre Tim Kretschmer, el joven de 17 años que en 2009 mató a 15 personas en su antiguo colegio en de Winnenden, en el suroeste de Alemania, y luego se suicidó. «Fue un sólo atacante y está muerto. Ya no genera ningún peligro y eso es ahora lo más importante para nosotros», dijo hoy el jefe de la Policía muniquesa, Hubertus Andrä, quien aclaró que además del atacante murieron otras nueve personas, ocho de ellas de entre 14 y 20 años y una de 45. Las banderas ondean a media asta en Baviera, estado del que Múnich es capital y en las proximidades del centro comercial Olympia, donde la presencia policial sigue siendo muy fuerte, algunos ciudadanos se han acercado a depositar ofrendas florales y a encender velas. David S., quien según la policía y la fiscalía alemana estaba obsesionado con la violencia y las matanzas, disparó con su arma 9 milímetros en un local de Mc Donalds y luego se trasladó hasta el centro comercial Olympia ubicado frente al local de comidas rápidas, donde siguió disparando antes de darse a la fuga. Al conocerse la noticia, la autoridades declararon el «alta alerta terrorista» y se lanzaron a la caza de tres personas, debido al confuso relato de algunos testigos que aseguraron haber visto a dos personas escapar a alta velocidad en un vehículo. Los servicios de transporte público fueron cancelados, la seguridad reforzada y la policía pidió a los ciudadanos que liberen los espacios públicos y vuelvan a sus hogares para facilitar la búsqueda de los supuestos atacantes. El cadáver de David S. fue hallado horas más tarde a un kilómetro del lugar del hecho y, tras la «alarma terrorista» encendida a primera hora, la situación comenzó a aclararse. La policía sigue sin saber qué empujó al joven a cometer el ataque mientras investiga los documentos hallados en su casa ubicada en Hartz IV, un barrio de viviendas sociales. Dichos documentos no revelan los motivos del tirador de Múnich, según los investigadores, pero atestiguan su fijación con las grandes matanzas. La policía asume que se trató de un caso «clásico» de «Amok», es decir un ataque de locura homicida, tal como lo define el diccionario de la Real Academia Española. El joven, sin antecedentes penales, actuó solo y se investiga si pirateó una cuenta de Facebook de una tercera persona para invitar a tomar algo a conocidos en el Mc Donalds donde comenzó su ataque. El chico fue grabado en una terraza gritando que era alemán y que había sufrido acoso laboral durante siete años y por eso tuvo que «comprar un arma y matarlos a todos», según la transcripción del diario Süddeutsche Zeitung. La Policía no confirmó la existencia de vínculos entre el asesino y alguna de las nueve víctimas mortales, vecinas de Múnich de distintas nacionales, tres de ellos turcos, según confirmó el ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía. Vecinos del autor del tiroteo lo describieron en el canal de noticias privado NTV, como un joven tranquilo que trabajaba ocasionalmente como repartidor de periódicos y con pocos contactos. Según el relato policial, tras el tiroteo el joven se suicidó con su pistola, una nueve milímetros con la numeración borrada, y en su mochila tenía aún cargadores con unas 300 balas. En una comparecencia institucional tras presidir en Berlín el gabinete de seguridad, con los principales ministros del gobierno y la cúpula de las fuerzas de seguridad, la canciller, Angela Merkel, se mostró hoy comprensiva con la sensación de vulnerabilidad que generan
Acongojada por los muertos, Múnich busca la calma
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