Los principales analistas advierten de que una quiebra del gigante alemán Deutsche Bank podría arrastrar la confianza en el resto de los bancos europeos considerados sistémicos. El mercado italiano es otro de los grandes dolores de cabeza para los inversores, siendo España el cuarto país de la eurozona más expuesto ante un posible rescate. Mientras que el sistema financiero alemán ha vivido su particular semana negra, el italiano acumula signos de alarma que hacen cada vez más real la idea de un futuro rescate. El anuncio de la multa de Estados Unidos al Deutsche Bank por un importe inicial de 12.500 millones de euros ha puesto el foco en la principal economía europea y en su sistema financiero, que atraviesa un momento crítico con sus valores en mínimos históricos. La imposibilidad de que la entidad haga frente a dicha sanción, unida a los malos resultados de la banca por los tipos negativos del BCE, ha sembrado por primera vez el debate sobre la necesidad del que sería el mayor rescate público en la zona euro, y ha resucitado el fantasma de otro Lehman Brothers, cuya quiebra desencadenó la crisis financiera que azotó a la mayoría de economías mundiales en 2008. Sin embargo, el Gobierno de Angela Merkel ya hizo explícita su negativa a pagar con dinero público el despilfarro de las empresas privadas, lo que ha disparado el temor en los mercados ante el riesgo de que la situación empeore. Si Deutsche Bank tuviera que pagar esta cuantía, la opción más plausible entre los analistas es la de la ampliación de capital. Este recurso sería la forma más rápida para la entidad de obtener liquidez a corto plazo, tras dos años consecutivos de pérdidas en sus resultados y una caída de casi el 50% de su valor en bolsa en la última semana. Se prevé que, si las negociaciones entre EE UU y el gigante alemán no terminan con un notable descuento en la multa, dicha medida sea adoptada este año. A todo ello se suma la reducción masiva de plantilla en el Commertzbank, segunda entidad por volumen en Alemania, que plantea el despido de 9.600 empleados y la suspensión del pago de dividendos este año.
Advierten sobre la quiebra del Deutsche Bank
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