¿Cómo afecta la marihuana al cerebro?
Cada vez que estás a punto de vivir una experiencia gratificante, las neuronas del núcleo accumbens entran en ebullición y liberan un chorro de dopamina, la hormona del placer. Cuanta más dopamina, más agradable es la sensación. Sin embargo, esta se vuelve casi imperceptible cuando consumimos asiduamente marihuana. Tanto es así que, a largo plazo, fumar porros enfría el entusiasmo y ahoga la respuesta emocional positiva ante cualquier estímulo.
Incapaces de sentir satisfacción, sus consumidores pueden llegar a perder el interés por casi todas las actividades, lo que se conoce como anhedonia. Solo les estimula la propia droga, ya que los centros de recompensa responden cada vez con más fuerza a ella. Asimismo, actúa sobre los receptores de la amígdala, el centro cerebral del sistema límbico que regula el miedo. Por lo general, atenúa las señales neuronales de esta zona, lo que calma la ansiedad. Pero, en otros casos, la sobreexcita y aparecen paranoias, con lo que cualquier experiencia normal puede convertirse en atemorizante.