Las fases más pasionales del amor son las de las frases de amor, los mensajes de amor, las imágenes de amor. Amor a todas horas, amor hasta en la sopa. Dan ganas de decirle al mundo lo que sentimos, nos volvemos monotemáticos en las conversaciones de tú a tú y, para el resto de la población, demasiado empalagosos en redes sociales. “Da igual”, pensamos, “ellos no lo entienden”.
Nuestro cerebro trata de alimentar la conexión con la otra persona, produciéndose más hormonas relacionadas con el bienestar y la felicidad, hasta el punto de inhibir la razón. La del amor romántico, la de los inicios de la relación, se sabe una etapa intensa en la que los deseos de ver, estar con la otra persona y sentirla se vuelve casi obsesivo. Y las relaciones sexuales aumentan aún más esa conexión.
Pero lo que sucede en nuestro cerebro, que puede pasar desapercibido a ojos ajenos, no es el único cambio que tiene lugar en el cuerpo. De hecho, hay otros más evidentes, como ha demostrado la ciencia.
Según la ciencia, el amor engorda
Cantaban los puertorriqueños de Calle 13 “La escasez de comida se vuelve deliciosa porque tenemos la barriga llena de mariposas”, en su romántica canción “Ojos color sol”. El amor no alimenta en cuanto a que no provee con los nutrientes necesarios para tomar energía, por lo que, lógicamente, toda frase parecida a la anterior en canciones y otras obras inspiradas por el amor tienen un sentido figurado. Sin embargo, sí engorda.
Así, al menos, lo afirman diversos informes, entre los que se encuentra el de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), que asegura que, en concreto, es una media de 4,5 kilos más lo que supone enamorarse.
A tal conclusión se llegó tras estudiar a más de 2.300 mujeres de entre 31 y 40 años con pareja, fueran novios o maridos, y que además tuvieran estudios superiores y, al menos, un hijo. También intentaron adentrarse en las causas que provocarían este aumento de peso.
En una sociedad como esta, en la que la imagen juega un papel tan relevante, no sorprende saber que una de cuatro mujeres reconoció haber comido menos durante las primeras semanas de relación. Una vez esta se consolidaba y ellas se encontraban en un situación más confortable, se aumentan las cantidades de comida ingeridas.
Esta información daría para un extenso debate sobre la presión que tienen las mujeres solteras (también hombres), las consecuencias de la publicidad y el marketing que ha presentado tradicionalmente a las mujeres como objeto, el machismo imperante o la superficialidad de la sociedad.
Sin embargo, no carece de sentido. La ciencia también ha mostrado qué pasa en nuestro cerebro cuando alguien se enamora, y considerando que nos empuja a esa conexión desmedida, mermando incluso la capacidad de razonar, se podría llegar la conclusión de que las prioridades giran en torno a la otra persona. Para lo demás se usa la excusa de la falta de tiempo.
El mismo informe señala que el 33% de las encuestadas practica más deporte cuando está buscando pareja, mientras que es el 35,8% el que sitúa el ejercicio físico en un segundo plano cuando el amor entra en fases más sosegadas. Y claro, que se coma más y se haga menos ejercicio redunda inevitablemente en el aumento de peso.
Al informe anterior se une un estudio de la Universidad de Queensland (Australia) que hablaba de una diferencia de 10 kilos más de media entre las emparejadas y las solteras, y de 7,5 kilos en en el caso de los hombres. Desde centros en Reino Unido y Estados Unidos, la ciencia también ha establecido relaciones entre el amor y el aumento de peso.
De hecho, otro punto de vista que lo explica, según el enfoque de cada estudio, es que la satisfacción que se experimenta en una relación sana contribuye a despreocuparse, la famosa curva de la felicidad.
Otros efectos del amor
Lo de las frases bonitas de sitios web como frasesparami.com, donde también se pueden encontrar imágenes con frases, se verá de otra manera según el amor vaya avanzando en sus diferentes fases. Al despertar de la pasión desmedida del inicio, nos encontraremos con más raciocinio y unos kilitos de más, según el estudio de SEEDO. Y no es lo único que ocurre.
El mismo informe estudiaba otros hábitos, contraponiendo los de las personas enamoradas a quienes no lo estaban. Lo cierto es que, una vez más, la ciencia demuestra algo y da argumentos objetivos a lo que la sociedad ya sabía: una relación de pareja reduce la vida social. Era el 61,2% de la población encuestada la que estaba de acuerdo con ello.
Lo positivo en cuanto a hábitos es que las personas solteras, según el estudio, beben y fuman más, lo que también tiene que ver, claro, con que tengan más vida social. Las horas de sueño también aumentan entre quienes se sienten queridos.