“Cada instante de aquel aborto fue una sorpresa para mí”, así recuerda Annie Ernaux su experiencia vivida en 1963, cuando la ilegalidad del aborto casi le cuesta la vida.

A la edad de 23 años, mientras estudiaba en la universidad y soñaba con ser escritora, Ernaux se confrontó a una realidad que la llevó a sentir que su futuro se desmoronaba: “El sexo finalmente me había pasado factura, y veía aquello que crecía dentro de mí como la marca de mi fracaso social”, reflexionaría posteriormente.

Una Época de Silencio y Tabúes

Bajo un contexto donde la legalidad del aborto era inexistente, Ernaux se encontró atrapada entre dos opciones: provocarse un aborto ella misma o buscar a un médico que realizara la intervención de manera clandestina, una práctica que al mismo tiempo era peligrosa y secreta. “Era un secreto. Nadie hablaba de ello,” recuerda.

Las “creadoras de ángeles”, como se llamaba a las mujeres que ayudaban en estos casos, eran el único camino posible, pero la falta de información hacía aún más difícil la situación. “Las chicas de entonces no sabíamos absolutamente nada de cómo se hacía un aborto,” afirma Ernaux.

Desnudando la Realidad en su Escritura

El relato se convierte en un testimonio de fuerza y una invitación a entender la lucha por el derecho a decidir. En su obra “El acontecimiento”, Ernaux narra con un lenguaje directo las crueldades y las dificultades que enfrentó en aquel momento crítico de su vida. “Lo que importa es el detalle ”, destaca, refiriéndose a las experiencias que comparte.

A pesar de haber acabado desangrándose en un hospital tras la intervención, Ernaux se pregunta: “¿Cómo pudimos permitir que tantas mujeres pasaran por esto?” Un llamado a la memoria colectiva y a la reivindicación de los derechos de las mujeres, que aún hoy resuena con fuerza.

La Lucha por la Defensa de los Derechos

La autora considera crucial que las nuevas generaciones comprendan los peligros del aborto clandestino. “Es una libertad esencial poder controlar tu propio cuerpo y, por lo tanto, la reproducción,” enfatiza Ernaux, citando ejemplos de las tensiones actuales en países como Polonia y ciertos estados de EE. UU.

En un avance notable, Francia ha incluido recientemente el derecho al aborto seguro en su Constitución, convirtiéndose en un referente mundial en este ámbito. Sin embargo, Ernaux aboga por un reconocimiento a las mujeres que, en el silencio, han perdido la vida buscando el mismo derecho.

Un Reconocimiento que Trasciende Generaciones

Se estima que entre 300.000 y un millón de mujeres se sometían anualmente a abortos clandestinos en Francia antes de su legalización en 1975. Ernaux clama por un monumento que honre a estas mujeres, levantando la voz por aquellas que no tuvieron la misma oportunidad de ser escuchadas.

Este relato no solo es un testimonio de una experiencia personal, sino una llamada a la acción, un recordatorio de que el camino hacia el reconocimiento verdadero de los derechos de las mujeres todavía tiene mucho por avanzar.