Una joven de 18 años había desaparecido el sábado a la tarde en San Cristóbal y la policía sospechaba que su novio, quien padece de esquizofrenia, podría estar implicado. Melina Ávila salió de su casa para dar clases de catequesis en la iglesia San Cristóbal, a tres cuadras de su casa, y nunca volvió. «La cuestión de que esta relación no podía seguir porque este chico tenía problemas psiquiátricos, puntualmente esquizofrenia, y no estaba asistido», explicó el padre de la joven, para luego agregar: «por la noche del sábado recibí un mensaje de la madre del chico que decía ‘su hija está con mi hijo y conmigo en este momento y está bien’, y nunca más contestó el teléfono».
Apareció Melina Ávila
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