La causa «Sueños Compartidos» está cerca del juicio oral y da otras novedades sobre el entramado para desviar más de $200 millones destinados a las viviendas sociales.
Varios ex empleados de la Fundación Madres de Plaza de Mayo reconocieron ante el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi que sacaban dinero de los bancos con cheques al portador de bajo valor. Los imputados, cadetes y motoqueros, declararon que respondían a órdenes del área de Finanzas, controlada por gente cercana a los hermanos Schoklender.
El dinero no duraba mucho tiempo en sus manos, ya que por lo general lo entregaban dentro del banco a otro empleado de la Fundación, para su traslado posterior. Esa operatoria hizo posible desviar millones de pesos. Solo uno de los ex empleados, retiró más de 4 millones de pesos, mediante 85 cheques.
Tras procesar a los principales responsables por el fraude del plan Sueños Compartidos, el juez convocó a declarar a unas 30 personas que recibieron fondos públicos y no tenían manera de justificar una contraprestación en el rubro de la construcción. Ese dinero conformaba los $206.438.454 millones que se habrían desviado, un 23.54% de los $748.719.414 aportados por el Ministerio de Planificación y depositados en las cuentas de la Fundación.
La Justicia demoró mucho tiempo en confeccionar la lista de los nuevos imputados.
«Cruzamos los beneficiarios de cheques aportados por la AGN con informes de la AFIP para determinar si podían estar vinculados al rubro de la construcción», dijo una fuente confiable de la investigación.
La última ronda de indagatorias arrojó una nueva ruta del dinero, a casi ocho años del escándalo. Ex empleados de la Fundación admitieron en sede judicial que retiraban dinero de las cuentas bancarias de las Madres, con cheques a su nombre, por pedido de un grupo personas que respondían a los Schoklender.
Gabriel Fernández ingresó a trabajar a la Fundación en mayo de 2008. Cumplía tareas de motoquero y mensajero. Así habló en la idagatoria: «El dinero se lo entregaba a Brajterman (es el contador Fabián Brajterman, cercano a Pablo Schoklender) en las oficinas de la Fundación (…) El monto de los cheques que era recurrente cobrar era $49.900 porque nos dijeron que a fin de mes ellos reconocían en el extracto que ese cheque correspondía a la caja chica».
Los cheques eran hechos por Javier Berois, empleado de Finanzas que respondía al contador Brajterman y a Pablo Schoklender. Con los cheques a su nombre, Fernández iba al banco y sacaba el dinero. Entre junio de 2009 y julio de 2011, ese motoquero presentó 85 cheques librados desde la cuenta de la Fundación en el Banco Provincia. En total retiró $4.227.800.
El contador Brajterman ya procesado previamente por el caso Sueños Compartidos y fue denunciado por robar documentación y computadoras de la Fundación trasel escándalo, en junio de 2011, con su amigo Pablo Schoklender. Los movimientos de aquella noche quedaron registrados en los libros de la Fundación.