Cada tanto es
conveniente poner los pies sobre la tierra y subirse a un auto que
represente a la gente, donde las virtudes pasan por otro lado, sin
olor a exquisitos cueros, sin sistemas de suspensión o electrónica
de última generación, sin la protección de nueve airbags, pero con
lo esencial que el usuario exige dentro de un nivel de confort
aceptable y despojado de pretensiones de ser lo que no es. Esos
son los autos que compra la gente.
Desde el punto de vista del diseño, no
estamos ante un auto cuyas líneas fluyan aportando formas
seductoras, sensuales o elegantes. Es un tricuerpo convencional poco
agraciado, con cola alta y vidrios laterales planos que va dirigido
a quienes hasta ahora debían elegir entre el Siena, el Polo, el
Clio, el Corsa y el Fiesta Max.
El
Logan ofrece mayor espacio interior, una plataforma con generosa
distancia entre ejes, un importante despeje, un baúl de 510 dm3
y un equipamiento más que razonable por su precio. También es cierto
que muestra limitaciones en lo referente a la terminación y los
materiales utilizados, pero sus competidores tampoco son un ejemplo
en este aspecto.Por el lado
del equipamiento, el Logan ofrece doble airbag, cierre central,
apertura a distancia, elevacristales y espejos eléctricos, aire
acondicionado, dirección asistida y ABS. Suficiente para la inmensa
mayoría de los usuarios que disfrutarán más del espacio extra
en las plazas traseras que del cierre automático de puertas o un
equipo de audio/parlantes de calidad superior.
A falta de un desempeño dinámico
ejemplar debido a un reglaje de suspensiones demasiado mullido, el
confort de marcha en ciudad y en superficies irregulares es más que
adecuado. Además, los mandos no contemplan los dictados de la
intuición. El instrumental es convencional pero legible y cuenta con
un ordenador básico. La climatización es manual, y la insonorización
no es eficiente.
El motor es el conocido 1.6/16
válvulas del Clio que en este caso entrega 105 CV, apenas cinco
menos que el utilizado por su primo cercano. Aunque no hay datos
oficiales de su Cx, llega casi a los 180 km/h y en poco más 11
segundos alcanza los 100 km/h, esto debido a su escaso peso de unos
1.100 kg. Valores que demuestran su agilidad, aspecto en el que
supera a sus rivales.
Las relaciones de caja son
adecuadas pero el diagrama de las cinco marchas es de recorrido
extenso, y la 5ª está muy cercana a la 3ª: hay que estar atento. El
consumo es más que lógico, apenas 10 litros/100 km en el tránsito
urbano y el tanque de 50 litros le otorga una autonomía adecuada. La
dirección tiene la asistencia justa aunque el radio de giro no
figura entre sus virtudes.
En esta franja la relación
precio/producto/equipamiento es interesante, ya que dispone de
doble airbag frontal en la versión Luxe y ABS de serie. Los frenos a
disco delanteros y de tambor posteriores cumplen con su función
mediante un pedal dosificable. Por su parte, el ABS no mostró
tendencias a entrar en acción antes de lo necesario.
La cintura baja y la luneta vertical
juegan a favor de la visibilidad, que sólo es entorpecida por
los tres voluminosos apoyacabezas posteriores que no son rebatibles.
Los espejos externos son de tamaño reducido y comando eléctrico. Las
luces están bien distribuidas y cuenta sólo con antinieblas
delanteros, algo bastante habitual en los autos provenientes de
Brasil