Timothy Tim Buchanan estaba feliz. Veía cómo su hija Michele Howard contraía matrimonio con Luis Diego Granera, en Costa Rica, el país del novio. La noche del 3 de septiembre, frente a todos los invitados, Tim se acercó a ella sonriente, extendió la mano y comenzó a bailar al son del vals. Pero algo no estaba del todo bien. Se detuvo. A los pocos minutos, comenzó el colapso que terminaría con su vida.
Buchanan era un reconocido detective de crímenes informáticos de York. Se casó con Jeni hace muchos años, cuando llegó a su vida en una etapa clave. «Vino en un momento en que todo estaba roto hasta la médula», escribió en Facebook la desgarrada mujer. «Criamos a cuatro maravillosos hijos, se ocupó de mis hermanos menores cuando más nos necesitaban y tuvo el honor de un hermoso nieto».
La muerte de Buchanan se produjo por un paro cardíaco. «Tristemente, no sobrevivió. Nuestros corazones están deshechos por Jeni y por toda su familia».
El recuerdo de Jeni continuará vivo y será permanente: «Por ahora, rezar. Él siempre fue quien nos hacía sentir mejor cuando las cosas iban mal y por eso necesitamos todas las oraciones posibles. Era el alma más hermosa que conocí y nunca seré la misma sin él. Sé que me amaba a mí y a nuestra familia».
Sus compañeros también lo recordaron. El martes, cuando el cuerpo del oficial llegó al condado, todo el departamento lloró. Una imagen poco habitual para un lugar repleto de gente ruda.
George Weeks, director del centro forense del Condado de York, comentó: «Ese baile es algo que nunca será olvidado. Probablemente, se le calentó el corazón mientras ocurría», y añadió: «No puedes pedir ninguno mejor que Tim Buchanan en la oficina». Otro colega que lo conocía de cerca fue el teniente Carson Neely. «Tim Buchanan era un buen hombre, un gran hombre. Siempre hizo lo correcto».